Al abrir la puerta, un montón de alfombras y muebles se derrumbaron ante mí bloqueando la entrada. Bajé la cabeza y vi una pierna reposando inmóvil sobre el polvoriento suelo. Su rodilla derecha estaba sangrando un poco. Mi propia pierna... No sabía cuándo me había hecho daño.
Mi cabeza comenzó a ponerse al día y volví atrás recordando lo que había estado haciendo. Me perdí por querer alejarme de ese lugar lo más pronto posible y correr sin ningún destino. Luego tropecé en el pasillo. Levanté la cabeza y enfoqué mi mirada, luego comprobé a mi alrededor.
Este fue el primer trastero donde busqué con Kaito... Él había movido los viejos escritorios, burós, alfombras, escobas y cubos, dejándolos apilados cerca de la entrada. Se podía entrar sin problema, pero salir parecía un auténtico reto.
Pero esto era mucho mejor que los largos pasillos por los que había corrido, o cualquiera de las habitaciones de invitados. En caso de que vinieran a buscarme, sería difícil encontrarme aquí.
La primera conmoción fue cuando la señora llamó al muñeco "Len". Eso solo me confundió. Simplemente me pregunté: "Espera, ¿qué?" Pero a medida que su conversación continuó, mi confusión se convirtió en tristeza... y miedo... ira y resentimiento. Todas mis emociones se mezclaron, y sentí que iba a explotar.
Sin embargo, cuando alcanzaron su punto máximo, la intensidad desapareció repentinamente. Comencé a sentir que estaba viendo una obra de teatro: un drama humano ambivalente que se enredaba con amor, odio e intriga. Mi mente dejó de pensar y admiré la escena que se estaba desarrollando ante mí a modo de función. Cuánto desearía que fuera solo eso.
—Ajaja... Qué cruel... —mi voz ronca resonó sin ánimos en la habitación vacía.— Que alguien me diga... que es mentira...
Extendí un brazo para agarrar a algo y solo toqué aire. Veía una mano en mi visión borrosa. Pero solo era mi propia mano... solo era yo. Nadie tomaría mi mano temblorosa.
Estaba triste. Arrepentida. Dolorida. Sola. Qué miserable. Recordé la conversación que había escuchado detrás de la puerta pieza por pieza, y las emociones intensas que ardían en mi pecho se acumularon en mi garganta, y me puse a llorar. Me sostuve firmemente la boca con ambas manos para evitar hacer ningún sonido. Pero aun así, mi intenso llanto por haber deseado que alguien respondiera resonó en la habitación vacía, volviendo a mis oídos. Cuanto más lloraba, más vacía parecía.
Había creído en los demás sin cuestionarlos, como amigos. Esperaba que alguien me acariciara la cabeza mientras lloraba sola, o una voz que me regañara por llorar por algo así, una mirada que me observase en silencio, o un delicioso té con leche que me calmaría, pero no había nada como eso... nunca lo había habido. Los actores de primera clase que podían manipular todos los sentidos ya no me ofrecerían ese consuelo.
Nunca había sido realmente amiga de esos profesionales. Ni siquiera me habían traicionado; tan solo me había convencido a mí misma de que era su amiga. Qué idiota... Qué error tan tonto, miserable e impúdico. No vi que desde el principio nunca podría convertirme en un amiga para ellos. Hice mi propia suposición estúpida y me enorgullecí de ello.
—La protagonista de esta obra morirá, incluso si no dice o hace nada. Ese es su destino... Porque es la ley de este mundo.
Antes, había tropezado en el pasillo vacío mientras corría. Siempre tropezaba torpemente, así que estaba segura de que tan solo era una vez más. Pero estaba equivocada. ¿Cuántas veces había sentido miedo a la muerte desde que vine a este mundo? La escalera que se rompió, la caída por las escaleras. Por no mencionar la espada que me cayó encima. El té con leche que me ofrecieron justo en el momento adecuado: después de escuchar la historia sobre el crimen perfecto del veneno oculto. Todo parecía muy desafortunado. Pero no fueron solo accidentes; todos fueron eventos planificados e intencionales...
La actriz estrella que desapareció de repente, palabras tabú, la que murió, el reemplazo de la protagonista, la novena persona, el karma de la muerte, una muerte necesaria, traerla de regreso de la tumba, Miku no puede saber la verdad, o regresar a la realidad, el objetivo, la invitación del maestro, la audición repentina, el sueño de esta mañana, First nighT.
Ahora, las piezas del rompecabezas encajaban... Todo sobre lo que había sentido dudas finalmente se unió para formar una sola historia.
Tenía que separarme de ellos. Del afecto, la confianza y los lazos que sentía. Y tenía que estar decidida a luchar contra ellos. Tenía que pensar en una forma de evitar que las cosas fueran según el guion, o me quedaría sola en este mundo para morir...
Toda mi tristeza por haber sido engañada cambió a enojo y odio. Justo como en Bad ∞ End ∞ Night. Estaban peleando, hasta el punto de experimentar una muerte temporal en este mundo ficticio, para llevarme hacia la muerte que deseaban. Así que también tendría que estar decidida y acabar con ellos antes de que me terminaran. Esta vez, les pediría que interpretaran el guion que había pensado, sin dejarles darse cuenta de que había notado la verdad, y al terminar esta obra repetitiva con un último acto, los actores saldrían del escenario para dar paso a los aplausos.
Kaito dijo que la carta era importante. Lo más probable es que fuera la Página finaL, como lo había predicho. Y utilizando la Página finaL podría crear una escena que no querían: la salvación de la protagonista y la vuelta a la realidad. Y las cosas de las que trataron de mantenerme alejada... Probablemente estaban relacionadas con usar la Página finaL.
Primero, la botella de vino. Cuando busqué en la bodega, había una sola botella que no era falsa, con un poco de vino real. Gack naturalmente desvió mi atención del vino. Debía de estar muy interesado en este frasco único que ocultaba el potencial de ser utilizado para algo... Pero antes de darme cuenta, divagó sobre el vino en general y luego cambió de tema a algo completamente diferente. Tal vez sería la tinta. Ya que cuando lo derramé en la Página finaL, brilló. Ahora la otra parte...
Revisé frenéticamente mis recuerdos. Mientras buscaba cosas ocultas detrás de todas las acciones que había presenciado desde que llegué aquí, me vino a la mente una escena en particular. Rin siempre estaba en el pasillo, frente al reloj... ¡Sí, las manecillas del reloj...! Cuando traté de acercarme a ellas, ella dijo que era peligroso, y sus ojos amenazaban cuanto más me acercaba... ¡Tenía que apresurarme y tomar esas manecillas!
Cuando me puse de pie, el dolor en mi rodilla derecha se disparó. Tomé el pañuelo que Luka me dio de mi bolsillo y lo envolví con fuerza alrededor de mi rodilla. Se empapó un poco con la sangre que aún no se había detenido.
Tomé una bocanada profunda de aire y cerré los ojos. Detrás de mis párpados, me imaginé otra yo.
Ella llegó tarde a la reunión y entró en la habitación oscura con una mirada de disculpa. Todos la miraron con cierta duda y malestar por lo tarde que era. Ella también parecía que se moría por preguntar algo a los demás, tenía un poco de curiosidad por lo que había visto en esos libros en la biblioteca... Lentamente, el ambiente en la sala se puso tenso. Cada parte quería sondear a la otra... Ella hizo una mueca de inquietud, sin embargo, confió en ellos, y se acercó diciendo que había encontrado una pista para encontrar la página siguiente. Actuar de manera estúpida y fácil de engañar, sí, como un miembro de la audiencia... Su objetivo era robar su guion.
Sí, yo no sabía nada. Ignoraba por completo que era el número nueve, el doloroso reemplazo. Bailaría para ellos.
Oculté las manecillas del reloj en el bolsillo de mi falda, sostenía la botella de vino en mi mano izquierda y, con la derecha abierta, llamé ligeramente a la puerta del estudio.
—Has tardado un poco en investigar el trastero. Todos te estábamos esperando.
La señora, sentada en el sofá más cercano a la puerta, me recibió con una sonrisa preocupada. Solo abriendo un poco la extravagante puerta de madera, puse mi pie en la habitación.
—Um... Terminé de revisar el trastero hace un momento. Pero recordé algo de cuando estaba buscando en la bodega con el mayordomo. Dijiste que preferirías beber cerveza antes que té, así que traje algo...
—¡Anda, así que todavía queda! Me alegro.
—Este no es momento para beber... ¿de acuerdo?
El señor regañó a la señora regocijada, con arrugas más profundas en su frente que de costumbre. Podría interpretarlo como una expresión de cierta inquietud; porque la aldeana trajo la botella de vino, una clave para progresar en la historia. Al entrar, me acerqué a la pared de la derecha... hacia la pequeña mesa con el guion. El sillón al otro lado estaba vacío, así que pude sentarme allí de forma natural.
Sin prestar atención al guion, la aldeana parecía inquieta por algo más; no podía evitar sentir curiosidad por las cosas que escuchó en la biblioteca antes... pero estaba reflexionando sobre cómo sacar el tema. Mientras tanto los habitantes probablemente habrían estado formulando un plan para robar la carta.
—Oh, ¿encontraste la página? Por desgracia, no he tenido nada de suerte. No he encontrado ni un trozo de papel...
La señorita abrió el tema. La palabra "página" tenía la intención de causar tensión.
—¡Sí, yo igual! ¡La cocina no tenía más que servilletas de papel para cenar!
—Y los periódicos en la sala de estar tenían cosas escritas... No sirven. Pensar que encontrar una sola hoja de papel supone tanto esfuerzo...
—¡Pero…! ¡Di-cen que si bus-cas al-go está siem-pre delante de tus na-ri-ces! ¡Ja-jaja-jja!
Sabía que estaban haciendo que la conversación fluyera natural para obtener la página en blanco que tenía la aldeana. Comenzando con la señora, la señorita, la sirvienta y la muñeca formaron una cadena perfecta sin silencios. La aldeana que no sabía nada seguramente se habría dejado seducir por eso para decir "Ah, si buscan un pedazo de papel en blanco, yo tengo uno..." y sacar la carta de su bolsillo.
Solo tenía una oportunidad. Debía actuar como la aldeana inquieto e ignorante... No, como la idiota Miku con el papel de aldeana. Debía dar la respuesta más natural...
—Busqué tanto como pude, pero... No encontré nada. Es un poco deprimente... Pero hay algo sobre lo que tengo curiosidad... Me preguntaba, ¿esta carta es parte del guion...?
—¡...!
Lentamente saqué la carta de mi bolsillo. Sus ojos me miraron con deleite. Pero como los cazadores que buscan un conejo atrapado, ocultaban su verdadera alegría interior, mostrando expresiones de sorpresa y expectativa como si fuera la primera vez que la obra los atrapara en esa trampa, y luego actuaron lenta y cuidadosamente para procurar el juego sin dejarlo escapar.
—Yo... Ni siquiera lo había considerado. ¿Lo has tenido todo el tiempo?
—Sí. Me había olvidado, pero estoy bastante segura de que siempre ha estado en mi bolsillo...
Tomé la hoja en blanco doblada del sobre y la abrí para mostrarla a todos. Me miraron con sorpresa como si nunca antes la hubieran visto.
—¡Yo también la vi eso en el re-ci-bi-dor! ¡Parecía jus-to del ta-ma-ño correcto! ¡Ja-jaja-jja-ja! "
—Sí, ¡es per-fec-ta! ¡Ja-jaja-jja!
—No hay nada escrito, ¿verdad? Solo papel... ¿no? Aunque parece bastante antiguo...
—La siguiente página del guion está rota. Y más bien torpemente, por lo que seguramente debería haber un margen irregular. Parece que el tamaño es el correcto... pero si no lo es, quizá intentar usarla como la página siguiente sería peligroso...
—¡...! Oh, ya…
Convencida por Meiko, la aldeana obedeció su consejo, bajó la vista con un poco de desesperación y se la guardó en el bolsillo como si hubiera perdido completamente el interés.
Inmediatamente, hubo muy pocos disturbios en el aire. "Si tomamos la carta de la aldeana, inevitablemente nos llevará a tener que probar ahora mismo si se puede usar como parte del guion o no... Eso es bastante peligroso... Si nos quedamos sin tiempo, ganamos, ¿cierto?" "Necesitamos cogerla por la fuerza, ¿no? Debemos robarla ahora... Todavía tiene algo de inquietud... ¿Quién sabe qué hará después?" Pude ver esos dos puntos de vista volando por la sala sin palabras.
Al no darse cuenta de esta confrontación, la aldeana estaba visiblemente deprimida porque su idea de esperanza había sido inútil. Mientras se preguntaba cómo decir a todos lo que había aprendido en la biblioteca, el mayordomo le habló.
—Quizás deberíamos al menos intentarlo... Aunque sea, comprobemos solo si el tamaño realmente encaja.
Los otros involucrados en la guerra sin palabras lo miraron sorprendidos. "No te arriesgues así. ¿En qué estás pensando?" Casi podía escuchar al señor, la señora y la muñeca gritar. Mientras tanto, la señorita y e muñeco siguieron enviando miradas que decían "Date prisa." Ignorando la culpa silenciosa, el mayordomo que estaba junto a la ventana recogió el guion consagrado en la mesita y me lo acercó.
Poniéndome de pie casualmente, apoyé la botella de vino que llevaba contra el respaldo del sillón, y mientras la colocaba cuidadosamente para evitar que se cayera, eché un vistazo a la ruta entre yo y la puerta, confirmando la distancia. Estaba bien, no había nadie allí.
—No, espera. Echemos un vistazo a esto primero...
El señor fortaleció su tono, y con la sonrisa de preocupación que le mostraría a un niño que no te escuchaba, vino hacia mí con sus largas piernas. Al señor de la mansión nunca le molestaba nada ni alzaría la voz por algo tan insignificante. Al ocultar su preocupación interna, su papel como señor se desmoronaba. No demostrando ningún aviso de ese hecho, saqué la carta del bolsillo y moví la mano para abrir el sobre. Varias miradas penetrantes se juntaron en esa mano.
La saqué lentamente, llevándola hasta la mitad para mostrarla tentadoramente. Entonces… La volví a meter y sellar el sobre.
Al unísono, todos me miraron con perplejidad, pareciendo olvidarse de interpretar sus papeles. Ahora era el momento, para que la aldeana bailara como protagonista.
—No, tienes razón... Si es peligroso, tal vez no deberíamos. Quién sabe qué pasará... Puede que... el guion podría estar procediento de la manera correcta... y esto podría ser la Página finaL, la última página. Si es así, tenemos que encontrar la página siguiente, ¿no? Omitirla y forzar un final podría no terminar esta obra correctamente... y desaparecería...
—S-sí...
Puse la carta en mi bolsillo. El mayordomo se paró frente a mí, con el guion en sus manos, y solo parpadeó, sin comprender la razón del repentino cambio de ánimo de la aldeana. Pero optaron por no cuestionar el pensamiento detrás de su sorprendente acto; estaban seguros de haber logrado la victoria, y el alivio barrió la habitación. Sin dudas, preocupaciones o inquietud, solo alivio y un poco de amabilidad, un estado de ánimo nostálgico. Y…
—Bueno, me la guardo, ¿de acuerdo? —dijo la aldeana con una sonrisa.
Antes de que nadie pudiera reaccionar, tomé el guion de las manos del mayordomo. El guion cedió ante mis ojos sin defensas. Con la mano derecha, giré, agarré la botella que descansaba sobre el sillón y corrí hacia la puerta. Abordé la puerta que quedaba ligeramente abierta sin disminuir la velocidad, giré por el pasillo y corrí hacia las escaleras. Así, pillados por la sorpresa, los otros no pudieron reaccionar con rapidez; escuché sus pasos bastante lejos detrás de mí.
—¡Espere! ¡¿Adónde va?!
Gack era rápido. Y era el más cercano a mí... el más cercano a la puerta. Si bajaba la velocidad tan solo un poco, me atraparía rápidamente.
—¡Es mío! ¡Soy la protagonista de la obra, después de todo!
—Señorita aldeana, ¡espere! ¡Me disculpo por negarme a su idea!
—Ugh... Ya es suficiente. ¡Lo sé todo! Su plan... ¡¡y la persona que mataron!!
—¡¿?!
Cuando llegué al pasillo y estaba apunto de bajar corriendo las escaleras, Luka gritó.
—¡Espere, por favor! ¡Deténgase! ¡Cálmese! ¿Qué demonios está diciendo? ¡Aaaagh, nooo!
—Soy la novena persona, el reemplazo de alguien, ¿verdad...? Ella iba a ser la protagonista... Pero murió, ¡así que me convertí en su suplente! Y ahora quieren matarme para revivirla, ¿no es cierto?
—¿...?
Sus voces que gritaban sin parar para detenerme se detuvieron. No podía darme el lujo de mirar atrás. En el techo del gran salón solo resonaban los pasos corriendo por los pasillos, fomentando aún más ese aire de sed de sangre. Mi carrera incesante pronto me hizo jadear. Era una gran mansión...
En el primer piso, giré a la izquierda, abrí la puerta del pasillo detrás de las escaleras y me aseguré de cerrarla con fuerza. Corrí directamente por el largo pasillo a mi derecha. Poco después, oí que alguien abría la puerta que acababa de cerrar. Está bien, a esta distancia... ¡podía escapar...!
Tan pronto como estuve a punto de huir al sótano por las escaleras de caracol detrás de la pintura del crepúsculo, de alguna manera, Kaito, Rin y Len ya estaban allí esperándome. Rápidamente frené mis piernas a toda velocidad.
—Es una lástima, Miku —dijo Rin, luciendo como si realmente sintiera pena.
Estaba segura de haber tomado la ruta más corta desde el estudio del segundo piso hasta la habitación prohibida del primero. Antes de ir al estudio, ¡incluso revisé todos los pasajes y lo simulé repetidamente en mi cabeza...!
—¿Recuerdas la habitación prohibida encima de ti donde busqué? Sí, también tiene una pintura de un crepúsculo fuera, exactamente como esta...
—Gah... Gah... ¡No puede ser...! —murmuré, respirando pesadamente. El resto que llegó antes que yo no estaban sin aliento. ¡¿Por qué...?!
—Las escaleras secretas no solo iban desde el primer piso hasta el sótano. Sin embargo, las escaleras desde el segundo piso hasta el primero no se podían abrir desde el primer piso...
Kaito miró detrás de él. Miré hacia atrás y, efectivamente, había una escalera que conducía a un lugar donde antes solo había habido una pared. Lo pasé por alto completamente. Pensando en ello, debería haber notado la posibilidad de inmediato. Argh... Aún recuperando el aliento, miré a los tres.
—Si nos descubriste, bueno... Aun así, ciertamente nos engañaste con ese acto apresurado. Caímos completamente... Bravo, número nueve.
—Gh...
Len ya no tenía la sonrisa imperecedera del cruel muñeco. Había vuelto a su habitual expresión neutral que hacía difícil leer sus pensamientos. Los pasos en la distancia se hicieron más fuertes; alguien se detuvo, luego dos más. Luego, considerablemente más tarde, llegó la última persona. Los siete me rodeaban.
—Ahh... Uff... ¡Los atrapé!
—Uhm... ¡Meg! No estás nada en forma. Has ido muy leeeenta.
—¡¿Y tú, Luka?! Ugh, ugh... ¿No estás sin aliento también?!
Nadie intentó tomarme la carta, el guion o la botella de vino de inmediato. Manteniéndose a distancia, parecían estar aún elaborando una estrategia. Yo tenía las manos ocupadas con el guion y la botella, así que no podía sacar la carta de mi bolsillo fácilmente. Pero recelosos después de haber sido engañados, me rodearon con una formación sólida. Parecía que podían someterme en cualquier momento. Tendría que estar atenta para encontrar una oportunidad. Tenía que concentrar mis sentidos y ponerme en una actuación tan sutil como enhebrar un hilo en una aguja. Primero…
—Lo siento mucho, de verdad —estaba a un paso de caer en sus garras. La idiota Miku se mordió el labio inferior pero, tratando de mantener la compostura, observó silenciosamente el próximo movimiento de sus enemigos.
—Bueno... ¿Y ahora qué? Te sacrificaremos e intercambiaremos tu muerte con la de ella; la mujer de la que te hablé aquella vez. ¿Lo recuerdas, no? Todos intentamos ocultarlo con todas nuestras fuerzas. Nuestra querida amiga, perdida antes de que te unieras al elenco... Nuestra actriz estrella, de repente se había ido... Más bien despertó tu interés, ¿verdad? Tu intuición es bastante aguda. Tenía que ser ella, no tú, la protagonista de Crazy∞nighT. Y para traerla de vuelta hemos tratado de matarte una y otra vez en formas que parecieran accidentes... como has deducido. Y hasta que tu muerte tenga éxito en la forma en que este mundo lo desea, la noche se repetirá sin fin.
—¿Pero qué vas a hacer sabiendo eso? Según las leyes de este mundo, el destino de tu muerte está vinculado a ti, lo que facilita que ocurran los accidentes. Las espadas firmemente sostenidas caen repentinamente, las escaleras se rompen accidentalmente, tropiezas y caes, no te para nada. Además, eres de inteligencia y habilidad completamente promedio. En contra de nosotros siete: actores profesionales agudos, capaces y con una visión mucho mejor que la tuya. Las probabilidades están en tu contra.
—Aunque hay uno de nosotros que es claramente inferior en capacidad física...
—¡L-Lukaaa...!
—...
Odiaba admitirlo, pero no podía responder; todo era verdad. Por instinto, apreté más el vino.
—Hah... ¿No te lo dije, lo de esa noche? No eres nada avispada. No entiendes tu propio valor. Estás tan absorta en ti misma que no te das cuenta de cómo te ven los demás. De sus verdaderos sentimientos. Pueden engañarte y hacer contigo lo que quieran fácilmente. Pero bueno, cosechas lo que siembras.
—¡¡Ya lo sé...!! Lo sé tanto que duele... Entiendo el consejo que me diste. Fingiste que me estabas dejando ser informal y amigable contigo porque me aceptabas... pero fue solo para llenarme de alivio y afecto, así no dudaría de ti, ¿verdad? Y... todos ustedes, me abrieron sus corazones justo antes y después del primer acto. Era mi primera obra de teatro, yo era la protagonista. Y para ustedes, era una obra más importante que ninguna, que no podía fallar... Creí que se mostraban preocupados y alentados para ayudarme a que tuviera éxito. ¡Pero incluso eso era solo una preparación para asegurarse de que cuando me atraparan en este mundo extraño, confiara en ustedes como amigos y no intentaría nada gracioso...!
>Preparar un sacrificio e intercambiarme por mi predecesora muerta... No sé qué clase de magia puede hacer eso, pero debe ser obra de la persona que creó este extraño mundo. Entonces conspiraron para preguntarle a Burlet... No. Hicieron un trato, ¿verdad? ¡Darían un espectáculo divertido para que él lo disfrutara, y él reviviría la verdadera protagonista a cambio! Todo comenzó cuando me eligieron para la audición... No, antes de eso. Cuando de repente sacaron la audición para un suplente. ¡La Compañía Burlet nunca habría elegido para el liderazgo de su obra perdida a una principiante total, una chica normal sin cualidades destacables! Cualquiera podría resolver eso con solo pensarlo un poco... ¡Nunca podría ser la protagonista! ¡Ajajajajajajajajajajajaja...!
—...
La risa trastornada de Miku hizo que todos dudaran un poco. No había nada gracioso en lo que decía... pero su risa seca no se detenía.
—Ahh... Los admiré todo ese tiempo. Apenas podía ir al teatro todos los días con lo que ganaba en mi trabajo... Hasta hace apenas medio año. No hace mucho tiempo, pero ya es tan nostálgico... Fui elegida para unirme a la compañía, y trabajé hasta la muerte tratando de ponerme al día rápidamente y cumplir sus expectativas... Pero todo fue inútil... Nunca fue necesario desde el comienzo... porque solo era un reemplazo desechable.
Murmuraba estas palabras como si me las estuviera diciendo a mí misma. La lluvia silenciosa de lágrimas se convirtió en un pequeño río, luego aumentó en volumen a una corriente audible. Las emociones negativas no se detendrían hasta llorar un mar.
—Sí... ¡Solo soy un reemplazo! ¡La número nueve, su reemplazo, estúpida, miserable y patética...!
—Exacto... Lo has entendido, ¿eh?
—¡Len! No hables así... Espera un momento, Miku. No es eso. Realmente no estamos haciendo esto porque queremos...
—Es inútil suavizar las cosas ahora, Meiko. Sus ojos dan muuucho miedo. Nos ha descubierto, así que ¿qué sentido tiene esconderse? Sí, solo eres una sustituta. ¿No te lo dije antes? La compañera con quien lo hacíamos todo. Pero de repente nos dejó... Sí, murió... En el teatro, poco antes de unirte. Pésimo, ¿no? Fue porque la arrinconamos... Así que lamentamos ferozmente su muerte. Y luego ocurrió un milagro. Descubrimos que podíamos atraer a la gente utilizando a otra persona como sustituto... Así que estamos tratando de hacerlo por ella. Y tú... fuiste elegida como sacrificio. Esa es la verdad. ¿Lo captas?
Las palabras de Luka me apuñalaron en el estómago. Me estampé contra la verdad, y lo entendí lo suficientemente bien, pero mi corazón no estaba listo para el impacto. Mi visión se empañó con lágrimas, y se me hizo más difícil respirar.
—Oh, Luka... Estás siendo excesivamente dura... Mira, no voy a intentar inventarme excusas, pero no disfrutamos engañándote, Miku. Al menos créenos en esa parte, ¿de acuerdo?
—...
—Diciéndolo así, Meg, suena como si te estuvieras burlando de ella.
—Rin tiene razón. Estás dando pie a malentendidos, Meg. Causando problemas innecesarios una vez más...
—Entonces, bueno, debes darte cuenta. No queda casi tiempo. Hagas lo que hagas, pierdes.
—Jaja... Ahora que lo pienso, Len... Me diste rosas azules. Querías revivirla sí o sí. Entonces, ¿el significado de esas flores era tu manera de implicar que me confiaste un milagro... el de revivirla...? ¿Amabas a esa chica muerta?
—¡...!
La corriente gradualmente se asentó, estabilizándose a un agua tranquila y sin olas. Cuando saqué la cabeza fuera del agua, solo hubo un poco de movimiento; el ondulado estaba llegando a su fin. Ahora era la hora de provocar un tsunami.
Puse suavemente la botella de vino en el piso. Un momento después de que todos miraran hacia abajo, saqué la aguja de la hora del reloj, el cuchillo, escondida en mi bolsillo, y corrí hacia la pared que hacía una intersección en T en el pasillo. Luego me di la vuelta. Desde esta posición, todos estaban parados en la misma dirección. Un momento después de que me liberé de su cerco, Luka y Meiko anteriormente detrás de mí corrieron a los pasillos a la izquierda y derecha de la intersección, tratando de rodearme nuevamente.
—¡Luka, Meiko! ¡No se muevan! Si se acercan...
Por un instante, todos quedaron asombrados. Con el guion debajo de mi brazo izquierdo, estiré la mano hacia Rin, la persona más cercana, y la apunté con el borde afilado y deslumbrante de la manecilla del reloj en mi mano izquierda hacia ella.
—Lo digo en serio. ¡Que nadie se acerque!
Un misterioso silencio dominó la escena. Todos debían de saber que la manecilla de las horas del reloj en el pasillo era un cuchillo.
—Es inútil. Rin es una muñeca ahora. No servirá de nada...
—Tendremos que ver si es inútil o no, ¿no creen...? Jejejejeje.
Xeniaxen: Se ha vuelto loca.
Con una sonrisa espeluznante, miré a los demás. La pequeña muñeca en mi mano temblaba ligeramente, y podía sentir su pulso.
—Estás temblando... Qué pena, ¿eh, Rin...?
—¡Para! ¡Miku, por favor! ¡Suelta a Rin!
—¿Para que me maten sin cuidado...? Jajajaja.
—¡¡...!!
—Tomaré la botella de vino también. Se suponía que debía beberla durante el primer acto.
Kaito tomó la botella de vino del suelo con su mano izquierda.
—...
—Kaito...
—¿Podrías decirnos por qué necesitas esta botella? ¿Qué ibas a hacer con eso?
—Estoy seguro de que no tengo que decírtelo, ¿verdad?
—No puedo dártela...
—¿Entonces no te importa lo que le pase a Rin?
—Kaitooo...
Puse el cuchillo justo contra la cara de Rin, pero Kaito no se movió. La situación inesperada hizo que nos envolviera un poco de malestar. Si trataba de tomarla por la fuerza, él podría contraatacar. Sin vino... No podría escribir el final. ¿Qué debía hacer? Tenía que pensarlo bien. Calma…
—Para de hacer el tonto y danos el guion.
Kaito dio un paso adelante para cerrar la distancia. Para incitarles a tener más miedo, acerqué el borde afilado a los ojos de Rin. Las lágrimas fluían de los ojos de vidrio de la muñeca. Si pudiera llorar incluso como muñeca, seguramente apuñalarla le causaría un dolor mayor similar al de morir de verdad, pensé débilmente en un rincón de mi mente. El mismo dolor que había sentido al morir repetidamente en este mundo. No recuerdo ninguna de esas muertes, pero ellos sí. Lo recordaban todo...
Grandes lágrimas brotaron en los ojos de Rin, pero Kaito continuó acercándose. Las muertes en este mundo ficticio serían muertes falsas... así que aunque los matara aquí, vendría otra noche. Por mucho que doliera, podrían soportarlo sabiendo que era una mentira... Ni siquiera temían a la muerte.
Parecía que yo, como protagonista, no podía ser asesinada correctamente a menos que se recreara a la perfección la escena de la muerte real. Y ellos tampoco morirían apuñalados con el cuchillo, sino que revivirían para la noche siguiente. Ya que sus recuerdos permanecían, seguramente su miedo a la muerte también lo haría, pero sabían que era solo temporal... Kaito, tan fuerte de voluntad, podía soportarlo y seguir adelante obstinadamente.
Dejé de hacer temblar a Rin y giré el cuchillo hacia Kaito. Pero él todavía no estaba desconcertado. No podía dudar más. Con el cuchillo en mi mano izquierda, abordé a Kaito y alcancé la botella de vino en su mano izquierda con la derecha.
Justo cuando casi la tenía, Kaito levantó su mano, tirando la botella. El líquido rojo de dentro se sacudió, y algunas gotas volaron detrás de él en una parábola limpia. Una descarga sorda me recorrió la mano izquierda. El cuchillo estaba atascado en el antebrazo derecho de Kaito. La sangre roja bailaba ante mis ojos, mezclándose con el profundo carmesí de la alfombra de abajo.
—¡AAAAAAAAAAH!
Rin gritó. Todos estaban inmóviles, con la mirada fija en el sangriento Kaito. Su rostro se tensó por el dolor, vaciló y cayó de rodillas. Después de un breve momento, el tiempo se reanudó. Deslizándome hacia el lado de los demás, corriendo hacia Kaito, corrí hacia las escaleras ahora desguarnecidas que conducían bajo tierra.
—¡Maldición...! ¡Espera!
El muñeco respondió rápidamente y me persiguió. Pero al bajar las escaleras, la diferencia en nuestros pasos amplió gradualmente la distancia entre nosotros. Los pasos se hicieron más silenciosos, y aceleré para llegar a la puerta que había al final de las largas escaleras.
Justo después de cruzar las pesadas puertas que había dejado abiertas, las cerré con todas mis fuerzas bloqueándolas con la viga de madera que las atravesaba. Unos segundos más tarde, oí detrás de mí golpes en la puerta. Al parecer lo hice. A través de la puerta, podía escuchar débilmente sus voces apagadas. Len y Luka, Gack, y luego Meg. Rin y Meiko estaban probablemente al lado de Kaito. Si los siete la empujaran a la vez, podrían abrirla... Era pesada, claro, pero no dejaban de ser una puerta de madera y una cerradura simples. Tenía que lograr mi objetivo antes de que eso sucediera...
Me volví de frente a los ataúdes de nuevo. El golpeteo en la puerta desde el exterior continuó molestando. Pero había algo extraño. Cuando escuché atentamente, pensé que también podía escuchar ese sonido desde el interior de la habitación.
Los ocho ataúdes se alineaban en dos filas ordenadas. Me detuve frente a uno, el que estaba en la parte de atrás. Me puse en cuclillas y puse mi oreja en la madera de alta calidad. Pam, pam, pam. Pude escuchar un sonido dentro, como si golpeasen la tapa del ataúd. ¿Era el mismo sonido que pensé que estaba imaginando cuando desperté en este mundo extraño porque no provenía de nada en particular...?
De repente, un temor desconocido se apoderó de mí. ¿Realmente podría abrir estos ataúdes? ¿Y si un zombi salía y me atacaba...? Los golpes continuaron como si alguien estuviera pidiendo ayuda. No tenía ninguna duda; en ese ataúd estaba la mujer que habían escondido... la antigua protagonista.
Si buscaban cambiar su muerte por la mía, tendría que hacer que su cuerpo fuera imposible de intercambiar. Mi única opción era hacerla morir nuevamente, en este mundo, para siempre. Me sentí mal por eso... Pero según ellos, era inevitable dadas las leyes de este mundo. Eso me dije, regañando a mi cuerpo que empezaba a temblar. Estaba a punto de matar a alguien. Pero ella estaba muerta hacía mucho tiempo... Sí, estaba destinada a estar muerta, así que estaba bien, todo bien... Había visto mucha sangre desde que vine aquí, la mía y la de todos los demás.
¿Sangre…? Así es... Kaito se hizo sangre. Recordándolo, cerré los ojos fuertemente para sacudir esa imagen de mi mente. Esa era otra cosa que simplemente tenía que aceptar. Me habían asesinado una y otra vez. Su objetivo era cambiar mi muerte con la de la mujer que dormía en este ataúd... En realidad, era en defensa propia. También cuestioné si una persona muerta podía revivir usando un sacrificio... pero ya había pasado todo este tiempo sellada en este extraño mundo. No era extraño pensar que fuera posible.
No logré recuperar la botella de vino. Pero después de la escena anterior, tuve una nueva idea.
Puse mi mano en mi pecho para verificar la hora. Solo quedaban unos diez minutos en la obra. Me calmaría por un momento. No me perdonaría a mí misma cometer un error ahora por estar nerviosa. Si fallara aquí, todos mis esfuerzos habrían sido en vano, perdería mis recuerdos, y todo comenzaría de nuevo desde el principio. Y con ellos manteniendo sus recuerdos, continuarían engañándome con noches más difíciles aún. Antes del nacimiento de la próxima yo... esa pobre, pobrecita. Aquí, esta noche, tendría que poner fin a todo esto.
Deslicé el minutero de mi bolsillo hacia el ojo de la cerradura en el ataúd. En efectivo... se ajustaba perfectamente.
Mientras me concentraba para calmarme, los golpes en la puerta se hicieron más fuertes; parecía que los otros tres, Kaito, Meiko y Rin, habían llegado. Todos habían comenzado a cargar contra la puerta juntos.
—¡Miku! ¡¡Abre!!
—¡Escucha, por favor, no abras ese ataúd! ¡Te diremos la verdad, todo!
Crás. Se escuchó un sonido de vidrio rompiéndose afuera de la puerta.
—¡Ey, ¿estás escuchando?! La botella de vino está rota, y la moqueta está absorbiendo todo el líquido. Ahora no queda nada para usar como tinta. ¡Ríndete y ven aquí!
—¡Len tiene razón, Miku! Aunque intentes escribir un final en la Página finaL, tienes que hacerlo correctamente o el tiempo no avanzará... ¡Es imposible hacerlo! ¡Lo juro! ¡La próxima noche no te dejaremos fuera! ¡Por favooor!
Rin gritó amargamente, y parecía estar llorando. Su acto convincente hizo que mi pecho se tensara brevemente. Pero no podía dejarme engañar más. Tenía que calmar mi mente conmocionada. No podía escuchar sus amables palabras. Me habían enseñado de la peor manera que mi mayor debilidad era confiar demasiado y dejarme engañar fácilmente.
Ya había tenido suficiente de esta extraña y triste noche.
—No, es demasiado tarde. Demasiado tarde para nada de eso. Jejeje... ¡Ajajajjajajajjajajaaja!
No tenía idea de si estaba feliz, enojada, triste o pletórica. Mi corazón herido había excedido sus límites. Después de pasar por innumerables y dolorosas repeticiones de la misma noche, todo se reducía a esta escena. Mi mente lo olvidó todo, pero mi cuerpo, mi mano sobre la tapa del ataúd, recordaba bien ese pasado largo y doloroso, y temblaba de placer.
Agarré la manecilla de los minutos y lo giré a la izquierda. El clic de la abertura de la cerradura se hizo eco a través de la habitación oscura. Con un agudo crujido como el llanto de un pájaro, abrí la tapa del ataúd.
—Lo encontrééé.
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