Aparte de Kaito y yo, todo el elenco estaba reunido en la sala de estar. Tomé un sorbo de té que Meg me sirvió.
Mientras los inspeccionaba lentamente a todos uno por uno... tuve una repentina sensación de déjà vu. En el primer acto de la obra, la aldeana entraba en la mansión en el bosque y miraba a cada uno de los residentes. Esa escena se sentía exactamente la misma, con personas que tenían un parecido muy similar. Un candelabro de cristal gigante colgaba del centro del techo semicilíndrico y, a propósito, menos de la mitad de sus velas estaban encendidas, dándole a la habitación una inquietante melancolía. El elenco y el decorado... Dondequiera que volvía mi mirada, veía una recreación perfecta del mundo en el guion de la obra.
La dama, Meiko, bebiendo elegantemente té, puso su taza en su platillo con una mirada seria.
—Quién iba a pensar que la siguiente página desaparecería...
—Oh, ¿qué podemos hacer? La obra no puede seguir así. Jejeje... ¡Aunque es algo emocionante!
—Mi diálogo, qué problema tan serio... El tiempo parece haberse detenido.
Meg y Gack... observé cómo interactuaban por el rabillo del ojo. La expresión de la sirvienta decía que estaba preocupada, pero que disfrutaba de los problemas y los incidentes. Y el mayordomo no dejó de dar lustre a los cubiertos ni siquiera viendo que todos los demás estaban tan intranquilos; ninguna situación lo disuadiría de atender diligentemente a su tarea. Había semejanzas con su habitual forma de ser, pero también pude ver algunas diferencias importantes.
Meg solía entrometerse a menudo en todo, pero nunca se burlaba de cosas que claramente se referían a los demás. Cuando las travesuras de Meg cruzaban la línea, Gack la reprendía con condescendencia. No sentía esa sensación de comodidad estable entre ellos ahora. Pero... tal vez solo estuvieran actuando de esa manera en ese momento. Tenía que preguntárselo como es debido, sin hacer conjeturas.
—Um... señorita Meg... señor Gack —les dije. Pero ni siquiera se volvieron hacia mí.
—¿Qué pasa, señorita aldeana?
En lugar de ellos dos con quienes estaba tratando de hablar, Meiko, que estaba sentada a mi lado, me habló preocupada, con su cara todavía sombría.
—¡E-Er...! Me gustaría hablar con la señorita Meg y el señor Gack...
Me volví para mirar a Meg, e hice contacto visual con ella. Ella me miró como si estuviera presenciando algo realmente extraño. Gack también mantuvo una cara de desagrado y no mostró ninguna reacción cuando dije su nombre.
—Señorita aldeana, ¿estás bien?
Aldeana... Ese era mi nombre en la obra. Como la aldeana no quería dar su nombre, los otros también se negaron a contarles su vida... Y la trama continuaba así.
No podía ser que... ¿llamarlos por sus nombres reales no funcionaría en absoluto? Pensé en cuando estaba hablando con Kaito en el pasillo. Nombré a Rin y a Len, incluso al propio Kaito, pero su respuesta fue el mismo desconcierto. Y él solo se había referido a ellos como los muñecos gemelos.
—¡Kaito!
Traté de llamar a Kaito por su nombre de nuevo. Pero nadie mostró ninguna reacción. Naturalmente, incluso el propio Kaito parecía totalmente inconsciente de ser Kaito, y simplemente estaba allí sentado disparándome una mirada de sospecha. El sudor corría por mis mejillas, y mi corazón latía rápido.
—¿Lo... lo han olvidado? ¡Escúchenme! ¡¿Se han olvidado de quiénes son, del mundo real?! ¡Esto claramente no es la realidad! ¡Es un mundo extraño... el mundo de la obra! Luka... ¡¿Meiko?!
Incapaz de soportar sus extrañas reacciones, me levanté de mi silla, gritando y suplicando. Pero Luka y Meiko parecían no recordar nada, y parpadearon en silencio hacia mí.
—¡R... Rin! ¡Len! ¡¡Por favor!!
Bramé los nombres de ambos, quienes además habían encogido. Los mismos que hace mucho no me habían dicho que no tenía que ser tan formal con sus nombres. Pero solo ensancharon sus ojos redondos. Ni una sola persona respondió a su propio nombre. Grité desesperadamente para tratar de despertarlos, hacerles ver que este mundo era extraño, una farsa.
Meiko se volvió hacia mí y habló, sus ojos teñidos de duda.
—V-Venga, cálmese... ¿señorita aldeana? Respire un momento. ¿Está, ah... se encuentra bien? Quiero decir, es bastante obvio que este es el mundo de la obra... ¿Pero qué pasa?
Todos inclinaron sus cabezas hacia mí, mirándome como si estuviera loca. Parecían un poco asustados y mantenían la distancia. A ellos... a la gente de la obra,la huésped inesperada había empezado de repente a hacer estas preguntas, cambiando completamente después de pasar la noche, hablando de cosas que no entendían... Por supuesto que pensarían que estaba loca. Pero no, era exactamente lo contrario.
Ellos sabían que este mundo era una obra de teatro. Hablaron del "guion" y sabían conscientemente que estaban actuando de acuerdo con él. Sin embargo, al mismo tiempo, pensaban que este mundo falso era real sin lugar a dudas. Como si la obra ficticia hubiera substituido a la realidad, tal que así. En este mundo, el mundo real (sus existencias reales, sus verdaderos recuerdos) se había esfumado completamente.
—Estoy seguro de que la aldeana está afectada por la desaparición de la siguiente página... ¿Estoy en lo cierto? Sin la siguiente parte del guion, no sabemos cómo actuar. Es perfectamente razonable. Todos estamos un poco nerviosos, yo incluido —dijo Kaito ansiosamente.
La siguiente parte del guion... El primer acto de Crazy∞nighT había terminado, por lo que este sería el segundo. Pero no podía recordar lo que pasaba en él en absoluto. Había habido una extraña y repentina serie de acontecimientos, ni siquiera me había dado cuenta de eso hasta ahora. Mis recuerdos de lo que ocurrió después de recoger la carta en el escenario, y los acontecimientos del segundo y el tercer acto en el guion de esta obra. Era como si mis pensamientos estuvieran cubiertos de niebla. No podía recordar nada.
De repente, me di cuenta de que había un libro en la mesa de cristal del centro, llamado Crazy∞nighT. Me quedé sin aliento y lo cogí. Este era el guion del que estaban hablando... Lo hojeé sin pensarlo y encontré una página arrancada en medio. Intenté mirar más hacia delante... pero las palabras, aunque ciertamente existían, no podían ser procesadas por mis ojos. Seguí avanzando para asegurarme, pero todas las palabras que veía eran ininteligibles en mi mente.
Todo lo que sabía era el acto uno, que ya había terminado... Al igual que el resto de ellos, no podía leer el guion del acto dos en adelante. ¿Qué diantres significaba eso? Mi visión se oscureció y, tratando de no revelar lo mucho que quería gritar, puse suavemente el guion de nuevo en la mesa. Puse mi mano izquierda temblorosa en mi bolsillo y agarré el pañuelo.
La terrible posibilidad que había estado en el rincón de mi mente desde la mañana... Seguía negando siquiera que podía ser posible, pero mientras trataba de sacármelo de la cabeza, ahora parecía imposible continuar negándolo.
Estaban diciendo eso porque la página siguiente del guion había desaparecido, el tiempo se había detenido, y no podían ir a la siguiente escena. Y por mucho que lo intentaba, yo tampoco podía recordar la escena siguiente. Y había un extraño guion que mi mente no podía comprender si trataba de saltar más allá de esa página. Tenía que ser, sin duda, que ya me había convertido en el papel principal de este mundo de la obra, y estaba sujeta a su orden.
Y solo yo sabía que ese no era el mundo real...
Parecía que todos se habían convertido realmente en los personajes de la obra. Les pregunté muchas veces cosas sobre la realidad, pero no mostraron ninguna reacción. Rin y Len no solo se habían convertido en pequeños muñecos, ni siquiera se habían dado cuenta de ello o albergban dudas. Estos eran los excéntricos habitantes de la mansión de Crazy∞nighT que vi en el primer acto. No eran las personas reales que conocía, sino falsificaciones creadas por este mundo extraño.
¿Dónde habían ido los verdaderos...? ¿O tal vez los demás todavía estaban sanos y salvos en la realidad, y solo yo había llegado y quedado atrapada en este mundo? ¿Estaba dentro de la obra? ¿Qué podría hacer para volver a la realidad?
Me gustaba actuar, y me gustaban las obras. Los mundos de las obras de teatro eliminaban todas las escenas groseras, excesivas y poco interesantes que constituían la mayor parte de la vida cotidiana, recortándola solo a escenas bellas y dramáticas, invitando a los observadores a un mundo de ensueños fantástico. Así que era verdad que, desde que era joven, estaba poseída por la aspiración infantil de algún día caer en uno de esos mundos ficticios y vivir allí en su lugar. Es por eso que con esta obra asumí plenamente el papel de la aldeana y me sumergí en el mundo de fantasía en el que vivía.
Pero ahora que mi sueño se había hecho realidad, no sentía satisfacción, sino un terror sin fondo por este mundo de mentira.
No podía mirar a nadie a los ojos, así que me quedé mirando los lirios blancos que había en la mesa de cristal frente a mí. Qué flores tan bonitas... Lentamente logré calmarme con su aroma. Pero las flores que pensé que eran reales eran una pieza sólida, el jarrón incluido. El agua del vaso no se movía, y las flores no podían sacarse.
Meg se acercó con un té para Kaito y para mí. Le di las gracias y tomé la copa del platillo. Ah... Mi mano no la alcanzó, y se me resbaló. La hermosa taza de té cayó sobre la mesa de cristal y se rompió causando mucho ruido.
Me temblaban los dedos, pero conduje la taza a mi boca sosteniéndola firmemente. El refinado aroma de la bergamota y el olor ligeramente dulce de la leche me hicieron cosquillas en la nariz, y solté un suspiro. Meg se paró delante de mí sonriendo, tal vez había visto la serie de movimientos.
Estaba segura de que se me había resbalado, así que ¿por qué...? Un déjà vu... Como si ya hubiera ocurrido antes... Tenía una imagen clara en mi cabeza de la taza claramente agrietada en dos. ¿Tal vez me habían dicho tantas veces "Miku, qué torpe eres" que había llegado a imaginar posibles actos de torpeza por adelantado? Lo que significaba que podría ser al menos un poco menos torpe de lo que imaginaba... Mis manos agarraron la taza de té, con un diseño que parecía bastante difícil de sostener, como si lo hubiera manejado muchas veces antes.
—El té de nuestra sirvienta es verdaderamente magnífico. Te calma el corazón, ¿verdad? Oh, ¿no he dicho ya esa línea? Jejeje...
Meiko dijo una línea exacta del primer acto, con la misma inflexión exacta. Tenía un sabor calmante. Meg había hecho un delicioso té para nosotros en la antesala muchas veces... Ese era uno de sus puntos fuertes.
Bebí por primera vez su té con leche real justo después de unirme a la compañía. Había roto un elemento del decorado de la obra que estaban haciendo en ese momento, el ayudante me regañó, y todo el mundo me pidió que tuviera más cuidado, por lo que estaba bastante deprimida. Me escondí en el cuarto del decorado después de la actuación y, mientras luchaba por ver si podía arreglar la pieza de alguna manera, Meg apareció de repente con el té y se fue sin decir nada. Con un solo sorbo del té de leche, me salieron las lágrimas que había estado conteniendo y, de alguna manera, me sentí mucho mejor.
En última instancia, no pude arreglar la pieza, pero me disculpé de todo corazón al ayudante el día siguiente y me perdonaron. Cuando fui a darle las gracias a Meg por su té, ella solo sonrió y dijo: ¡Lo mejor es un té que levante el ánimo cuando estás triste!
Imaginé la verdadera Meg en la sirvienta frente a mí, y sentí un dolor como de pena. Estaba tan cerca, pero a la vez tan lejos...
Una vez que terminé de beber el té, puse ordenadamente la taza de nuevo en el platillo. Todo el tiempo que estuve ocupada pensando para mí, los otros parecían todavía estar discutiendo sobre la página siguiente faltante. De vez en cuando, alguien levantaba la voz con enojo. El humor general se había puesto un poco más tenso que antes.
—La página está arrancada... Lo que significa que alguien de nosotros la ha robado, ¿no? ¿Quién ha sido?
La señora alzó levemente las cejas e inspeccionó a todos con recelo.
—Señora, perdóneme, pero puede ser un poco demasiado pronto para declarar que alguien la ha robado...
—¿Demasiado pronto...? Dios, parece que ya estás de parte de alguien... No te servirá de nada, inútil, ¿no lo ves? ¡Está claro que alguien la ha arrancado, así que abre los ojos y echa un vistazo! Puedes verlo, ¿no? ¡Este rasgón áspero, obviamente, habla de un robo apresurado!
El rostro del mayordomo se nubló por la señora llamándolo "inútil". Fue demasiado cruel.
—¡Ajaja-jaja-ja! ¡Alguien lo ro-bó!
—¡Es-tá claro! ¡Es ob-vio! ¡Yajaja-jaja! ¿Pe-ro quién?
—El guion ha estado en el escritorio más antiguo del salón todo el tiempo. ¿No están jugando siempre allí? ¿Alguno vio al culpable?
—No vimos na-da...
—¡No, no lo vi-mos!
—Hm, la forma en que se rompió el papel... ¡No hay duda, parece que fue arrancado con prisas! ¿No sé si eso podría decirnos algo de la personalidad de quien lo arrancó...? Y la página rota no estaba cerca del guion, así que seguramente...
El señor, que había estado observando la escena silenciosamente, habló con voz digna.
—Uno de nosotros rasgó la página y la escondió... ¿Pero quién?
La tensión en la habitación aumentó, pero nadie se arriesgaría a decir nada inadecuado.
—...
Nadie habló. Todo el mundo miraba a los demás con miradas dudosas.
—¿Nadie lo va a ad-mi-tir? Yajaja-ja...
—En efecto. Si hipotéticamente uno de nosotros lo robó, entonces por supuesto que...
—¿Pero quién lo robaría...? ¿Y por qué?
—¡Pa-ra ha-cer que nos peleemos! ¡Se-gu-ro!
—Cielos... ¿quizás no querían que viniera la siguiente escena?
—¡No hay du-da, quieren des-tru-ir esta obra! ¡Yaja-jaja-ja, qué di-ver-ti-do! "
—¿Pero el ladrón no estaría preocupado también? La obra no puede avanzar, después de todo.
—Um...
Finalmente inbtervení después de estar en silencio todo el tiempo. Todos se volvieron hacia mí al mismo tiempo.
—Si la página que se ha perdido detuvo la obra... ¿qué hay de malo en eso? Quiero decir, em... Son libres para actuar como quieran ahora mismo, y...
Si este mundo fuera una obra de teatro, entonces el elenco que vivía en ella solo podría actuar de acuerdo con el guion. Pero, ¿qué pasa cuando no tienen una escena siguiente? Entonces no tienen nada que hacer, como ahora mismo. ¿Pero tan malo es que las cosas sigan detenidas así?
El señor habló con una ligera arruga entre sus cejas.
—Los actores existen porque tienen un guion. Nuestra existencia se basa en el mundo de ese guion. ¿Qué hacemos si el guion desaparece? Entonces nuestra existencia escrita dentro de él desaparece también. ¿No crees?
—¿Huh...?
—Verdaderamente... Es aterrador siquiera imaginarlo.
—Un mundo sin guion... Es realmente inconcebible.
El señor continuó su explicación con una mirada de desesperación.
—Si la obra no concluye según el guion... Entonces el mundo interior no puede existir. Nosotros, y esta obra, todos dejaremos de existir. Este mundo existe debido al guion. Los daños que sufra este significan nada menos que la pérdida total de orden en la obra.
—¡De-ja-re-mos de existir! Mo-ri-re-mos... ¡NO! ¡Es-te mundo nun-ca ha-brá existido! Pero si nos man-te-ne-mos juntos tal vez no dé tan-to mie-do, ¿no? ¡Jaja-jaja-ja! "
—¡Nun-ca ha-bre-mos nacido! ¿No es te-rri-ble? ¡Ca-da vez ten-go más mie-do! ¡Yaja-jaja!
—¿Q-Qué...?! ¡Estos muñecos son demasiado inquietantes! ¡Padre! ¡¿No podemos tirar estas cosas ya?! Me ponen mala...
—Están exagerando un poco, ¿no? Van a sospechar de ustedes dos, ¿se dan cuenta?
La señora se levantó con resentimiento por las bromas de los muñecos gemelos, y la sirvienta las reprendió en voz baja en un intento de detenerlos.
—¡Eres ma-la! ¡Y te equivocas! ¡PbbBBT!
—¡No fui-mos no-so-tros! ¡PBBbbt!
—Entonces, ¿quién fue? ¿Quién más lo robaría? ¡Si confiesan ahora, no me enfadaré! —exigió la señora, con llamas de rabia ardiendo disimuladamente en sus ojos.
—¡Señora, ya se ve enfadada ahora! En realidad, con lo mucho que sospecha de todo el mundo... y la rotura precipitada del papel obra de alguien propenso a la ira... ¿podría ser que fuera usted...?
—¡Por favor, no seas ridículo! ¿Por qué haría algo tan absurdo? Romper el guion... ¡Solo puedo imaginar a alguien fuera de sus cabales haciéndolo! ¿Qué hay de ti, sirvienta entrometida? Siempre estás dispuesta a montar un escándalo de todo, te aburre tanto esta mansión que decidiste hacer tu propio escándalo, ¿no?
—¡Oh, qué cruel! No puedes decir que no sirva diligentemente esta mansión y sus residentes, ¿no? Y puestos a dudar de alguien, ¡el mayordomo es más sospechoso que yo, sin duda!
—¿Por qué sospechas de mí...? Deseo la tranquilidad en esta mansión más que nadie...
—¡Oh-oh! Pero ca-be la po-si-bilidad de que ha-ya sido el ma-yor-do-mo! ¡Él sue-le ser el úl-ti-mo en quedarse des-pier-to! ¡Aja-jaja-jjaj!
—¡Es cier-to! ¡Y también el que se le-van-ta más tem-pra-no! ¡Aja-jaja-jjaj!
—Si vamos por ese camino... ¿qué hay de ustedes, muñecos? Ustedes no necesitan dormir, pasan el día y la noche despiertos. Ustedes dos tienen más papeletas que yo, ¿me equivoco?
—Ah... ¡Tie-ne ra-zón! Je-jeje-jje...
—Hmm, ¿no cabe la posibilidad también de que hayan tenido un cómplice? El mayordomo y la sirvienta siempre están ocupados por la mansión... Nadie sospecharía de ellos, estén donde estén. Al fin y al cabo, es su trabajo, ¿no?
—Ahora que lo pienso, señora, ha estado muy apagada todo este rato... ¿Le ocurre algo?
—¡...! N-No, nada.
—Dígalo, madre, ¿es que sabe algo?
Sabía que esta gente no podían ser las personas reales que yo conocía. Aun así, "ellos" que tenían la misma apariencia que mis fieles amigos y compañeros, se estaban peleando, dudando de los demás y culpándose entre ellos. Ver esa escena tan patética ante mí me dolió el corazón.
—En cualquier caso, esta situación no es agradable. Un sacrilegio como este (que la obra no tenga guion, que se detenga sin remedio) no puede permitirse. El karma vendrá, y se lo hará pagar. Solo es cuestión de tiempo que nuestras existencias... que esta obra desaparezca.
¡¿Sacrilegio...?! ¡No podía ser!
Esa escena estaba en el primer acto. ¿Era todo esto porque me había equivocado? La obra no procedió apropiadamente, y profanamos Crazy∞Night. Y mi castigo... ¿Era esto una maldición conjurada por Burlet, por su Crazy∞Night, que nos había atrapado en el mundo de la obra? Si mis acciones habían enfadado al Sr. Burlet, el hombre conocido por crear mundos nuevos con sus obras...
Si se trataba de eso... ¿entonces qué culpa tenían los otros? ¿Habrían sido tomado por culpables también y por eso habían quedado atrapados en la obra conmigo, formando parte de mi castigo...? Al darme cuenta de esa terrorífica posibilidad, me empezó a temblar el cuerpo entero.
—Bueno, ¡escuchen! Cálmense, ¿de acuerdo? Esto es precisamente lo que el ladrón pretende que hagamos, apuesto por ello. ¡Dejen que un poco de té les calme! Señorita Aldeana, ¿le apetece una taza de té con leche?
—Ah...
El té con leche va bien para calmarse... ¡¿Cómo podía no haberme dado cuenta antes?! Ese sabor era exactamente el mismo que Meg preparaba, y sin embargo estaba aquí... Así que en realidad se trataba de las mismas personas, ¡absortas en este mundo! Habían perdido la memoria, ¡y se habían convertido en parte de la puesta en escena...!
—¿He... dicho... algo...?
Yo les había hecho todo aquello. Era la culpable que había profanado la obra, y este era mi castigo por arruinar la producción del libretto perdido de Burlet. Estábamos atrapados en este mundo fictício y yo era la única que conocía la verdad, los había arrastrado a todos aquí, y todo por repetir la obra. La maldición caía sobre los que profanaban una obra de Burlet, haciendo que pronto desaparecieran del escenario, y murieran; su legendaria carrera no era tan solo una habladuría exagerada a lo largo de los años que todo el mundo creyera a ciegas.
Estaba más arrepentida que nunca en mi vida, me odiaba a mí misma. Mi pulso se aceleró, apreté los dientes, me temblaban las manos.
—Quiero volver a casa...
A la realidad. Al mundo donde todos eran normales... Se me nubló la visión y las lágrimas me empezaron a caer. Todos me miraron cuando empecé a llorar de repente.
—Señorita Aldeana, ¿se encuentra bien...? ¿Tanto desea volver a casa?
—No se preocupe. Podrá volver a casa una vez la obra termine y la noche se acabe, ¿no?
Por eso no podía volver, porque la obra se había detenido, la historia no podía proceder, la Aldeana no podría salir de la mansión. Pero ¿de verdad iba a volver si la obra terminaba del modo correcto? ¿Adónde? Con suerte, ¿quizá "podrá volver a casa una vez la obra termine" significaba volver a la realidad? Si podía hacer mi papel tal y como Burlet lo había escrito... si seguía el guion y llegaba al final...
—No llore, señorita Aldeana. Estoy segura de que encontraremos la página que falta y terminaremos la obra.
La Señora me acarició gentilmente la cabeza. Sus impecables uñas rojas... Esa era su mano, sin duda. De nuevo, veía a Meiko en ella, y no podía parar de llorar. Si realmente había llevado a todos a esa situación... Todos sospechaban de los demás, alegando que alguno de ellos había "puesto la obra patas arriba". Pero lo único que estaba patas arriba era ese mundo. Ese no era el mundo donde todos ellos vivían realmente.
—¿Qué tal si dejamos de buscar el culpable...? Tenemos que encontrar la página que falta y continuar la obra.
—¡Está bien! Aunque no sabemos quién la robó, ¡debe de estar por aquí escondida en algún sitio! La mansión es gigante... ¡pero tiene que estar aquí dentro! ¡Busquemos!
Posiblemente inducida por mis vergonzosas lágrimas, la tensión en la habitación pareció aliviarse. Incluso la Señora y la sirvienta beligerantes parecían hacer temporalmente las paces, aunque todavía se mantenían en guardia. Me sequé las lágrimas y asentí con la cabeza.
—Aunque uno de nosotros haya robado la página... No tenemos por qué sospechar sin prueba alguna. Buscaremos la página mientras nos mantenemos alerta de que el ladrón está entre nosotros.
—Pero ¿qué pa-sa si el ladrón no es-tá en-tre no-so-tros? ¡Jaj-jaja-ja!
—Todas las puertas y las ventanas están cerradas. Todos nos encargamos de cerrarlas antes de la fiesta, ¿cierto? No ha podido entrar nadie.
—¡Agh! ¡Pe-ro en-ton-ces alguien nos es-tá min-tien-do!
—Pero dudar de todos no nos beneficia ahora mismo. Debemos separarnos y empezar a buscar.
Pese a decir eso, el mayordomo miró al Señor buscando su aprobación. O esperando sus órdenes, más bien.
—Entonces sepárense y busquen por toda la mansión. El tiempo apremia. Si lo encontramos y no nos queda tiempo para actuar, habrá sido en vano.
A pedido del Señor, el mayordomo preparó un mapa de arriba abajo de la mansión y lo colocó sobre la mesa de cristal. Todo el mundo empezó a decidir dónde buscaría. Y yo no podía estar sollozando sin hacer nada; los había arrastrado a todos en esto. Uno de ellos sabía algo acerca de la verdad. Tenía que mantenerme alerta. Y tenía que volverlos a la normalidad... y al mundo real.
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