Bad End Night Capitulo 1

Bad End Night
Capitulo 1

 —Hah... hah... hahh...

Corrí sin aliento por el camino que llevaba a la calle principal del West End. Tarde. Cada vez que esa despreciable palabra aparecía en mi mente, tomaba una profunda bocanada de aire para ahuyentarla y mantener la calma. Pero esta vez no funcionó muy bien. Había ido a dormir pronto la noche anterior, sabiendo que tenía que prepararme para la actuación de hoy. Supongo que estaba demasiado nerviosa para pegar ojo, incluso después de medianoche... Finalmente conseguí dormir pese a que el cielo ya clarecía, pero un terrible sueño me despertó.

Un sueño donde alguien moría debido a un accidente durante la obra. Lo poco que recordaba empezó a desvanecerse, así que realmente no puedo rememorar lo que pasaba. De todos modos, presenciar esa horrible tragedia me despertó de golpe. Me tapé con las sábanas para descansar un poco más, pero la pesadilla todavía daba tumbos en mi mente. Solo conseguí dormir a trompicones. Cuando volví a despertar, casi era la hora de la convocatoria.

¿Por qué hoy, de todos los días? ¿Por qué me había quedado durmiendo hasta tarde el día que bien podría ser el más importante de mi vida? Y pensar que siempre me duermo antes de las doce, por mucho que intente aguantar despierta... Soy idiota, ¡una completa idiota! Mentalmente, me eché la bronca a mí misma por enésima vez hoy, maldiciendo mi estupidez.

Finalmente llegué a Main Street. Había multitud de gente por todos lados, a pesar de que la hora punta había sido hacía rato. De hecho, la «mañana» casi había terminado, y aun así esa zona que no solía ser especialmente ajetreada, solo por un día, se había llenado de gente. La calle, los callejones, e incluso los pasajes secundarios. Recortando a través de las excesivamente grandes multitudes, no dejaba de toparme con gente, pidiendo perdón, y siendo empujada de un lado hacia otro. Tenía mucha prisa, pero por desgracia, toda esa marabunta hacía difícil llegar a cualquier parte. No... A este ritmo, iba a llegar realmente tarde...

¡HAP!

De repente, algo negro bloqueó mi visión.

—¡Uah!

Me topé con algo, dándome un golpe tremendo en las posaderas. Frotando mi dolorido trasero, volví a abrir los ojos, que había cerrado por el impacto. Alguien se había chocado conmigo expresamente. El hombre, que había aparecido en la calle principal desde un callejón estrecho, recogió con cuidado la seda antigua que le había resbalado de la cabeza y volvió a ponérsela. Me tendió una mano estando yo todavía sentada en el suelo.

—Lo siento mucho, señorita. Iba con tanta prisa que no miré por dónde pasaba. Mis disculpas. ¿Se ha hecho daño?

—Ah... No. Estoy... Estoy bien.

Parecía que ese hombre viniese de alguna tierra lejana de un cuento; me tendió la mano de manera tan decorosa y elegante como lo haría un príncipe a una princesa. La tomé nerviosa, y me levantó. El aire único a cuento de hadas que él y sus acciones tenían empezó a hacerme sentir avergonzada, casi no podía mirarlo a la cara. Le eché un vistazo rápido y observé que era un caballero alto y esbelto, con un traje negro y un gorro de seda.

—Qué bien. No debería ser yo quien le dijera esto, señorita, pero vaya con cuidado. Corren unos cuantos curiosos por aquí esta mañana...

—¿Curiosos...?

—En efecto. ¿No lo ha visto? Hubo un incendio en Harrods. ¿Ve que todo el cielo al oeste está lleno de humo negro? Son unos grandes almacenes bastante grandes... Está costando bastante apagar el fuego. También parece haber mucha gente reunida aquí por otro tipo de evento hoy. Así que no solo están los que huyen del fuego, sino que también hay curiosos husmeando de qué va este alboroto. Qué mañana más ruidosa. Esperemos que los daños no se agraven.

—Así que hubo un incendio...

De algún modo no me había dado cuenta con las prisas. Al entender la explicación de todo el barullo que había en las calles hoy, me acordé de la razón por la que la gente siempre me llama «poco espabilada» y suspiré otra vez. Suelo tener problemas porque me concentro en una sola cosa y me olvido de todo lo demás.

Cuando me calmé y me paré a escuchar detenidamente, pude oír la palabra «fuego» en la boca de todos los transeúntes, e interminables sirenas de bomberos en la distancia. Cuando miré al cielo hacia el oeste, pese a que no alcanzaba a ver el fuego, pude distinguir humo negro saliendo sin cesar de esa dirección. Era extraño que estando en esa calle no me hubiera dado cuenta de que había un incendio —era un área llena de gente exaltada. Por si no era suficiente que me hubiera dormido esta mañana, ahora me encontraba con este lío tan importante. Y quería cruzar corriendo ese caos sin siquiera saber que había fuego... Mi odio interno resurgió.

—Pues, verá, debería alejarse de esa área. Es bastante peligroso.

—Sí... Gracias, señor...

—Realmente nunca sabe uno qué puede ocurrir. Cuando parece que va a ser un día pacífico, es muy común que se tuerza y se convierta en una pesadilla. O que un fuego como este nos impida ir donde debemos en un día tan importante, ¿no?

—Ah... Em, lo siento. Fui yo que estaba corriendo sin mirar... Debe de tener prisa.

—No, no, no me refería a eso. Hay una obra que realmente quiero ver hoy, es por eso que iba tan rápido. Compré unos asientos especiales, así que aunque llegue tarde, aún tengo tiempo hasta que empiece la obra. Pero si llego pronto, tengo una copa de vino en el vestíbulo mientras hojeo el programa, me figuro lo que ocurrirá con un poco de imaginación, y finalmente disfruto del teatro al máximo... Eso es lo que realmente quiero ahora mismo. Aun así, el retraso ocasionado por el fuego no tendrá un efecto muy significativo en el curso de mi vida. Quienes han salido verdaderamente perjudicados son los dueños de los grandes almacenes, los clientes, los trabajadores. Qué pena... Pero es algo bastante común, ¿no cree usted?

—Sí... lo es...

Ese hombre decía cosas muy interesantes. Empecé a sospechar que cada frase que pronunciaba tenía un importante mensaje oculto detrás. Cada una de sus palabras y acciones parecían inducir un sentimiento de querer escuchar qué era lo que venía después.

—Bueno, de hecho prefiero las comedias a las tragedias. ¿Qué más se puede decir en una situación como esta? La guerra, la expansión militar, la industria que está siendo mecanizada, el ocio de antaño y, por encima de todo, todas las recientes prohibiciones del continente. Nuestros antepasados nos enseñaron que la cerveza humedece el seco viaje que es la vida, ¡son las lágrimas de los ángeles!, pero parece que los políticos incompetentes de hoy en día lo han olvidado. Y por eso la gente se altera tan fácilmente, y empiezan guerras y teorías de la salvación. Lo peor es que hay gente perdiendo sus vidas... Es muy lastimoso... Bueno, no me haga caso. Eh... Esto... ¿habíamos coincidido alguna vez antes?

Después de tanto hablar y gesticular era como si tuviera un cañón de luz enfocándole. El hombre me miró y asintió con la cabeza.

—Ah...

Quizás se había dado cuenta. Después de todo, mi cara estaba por toda la ciudad.

—No, creo que es la primera vez que le veo. Tengo una cara muy ordinaria... siempre me lo dicen... Jajaja.

Traté de esquivar la pregunta, pero el caballero siguió pensando en ello, escudriñándome con sus ojos escondidos detrás de su flequillo. Si hablaba más con él, acabaría sabiendo quién era yo. Y no me apetecía nada que se creara una multitud a mi alrededor en un lugar donde había tanta gente. Me observó un rato más mientras yo desviaba la mirada hacia otro lado, incómoda. De repente, vi de reojo que se le iluminaba la cara, a pesar de tenerla cubierta casi entera por el flequillo.

—Qué brazalete tan magnífico... Parece antiguo y usado...

—G-Gracias. Sé que está bastante usado... pero es muy importante para mí...

—Ya veo... Cuídelo bien. Dicen que los objetos continúan teniendo una parte de su antiguo propietario durante un tiempo. Seguro que sus ancestros... y su abuela, siempre estarán procurando por usted.

—¡...!

Lo miré sorprendida, pero efectivamente, sus penetrantes ojos estaban obstruidos por su pelo y no podía ver su expresión. Su amable voz tenía una resonancia curiosa. Y ciertamente acababa de mencionar a mi abuela... ¿Qué sabía él de mi abuela? ¿Era un conocido de ella...?

—Esto... ¿por qué...?

Justo entonces, escuché repicar la campana de una torre cercana. El pesado metal resonó doce veces. Me vino a la cabeza al instante. Oh, no. Estaba tan absorta en lo que él me contaba, que había olvidado completamente el motivo de mis prisas. La convocatoria era a las 12...

—Diablos... Ya es esa hora. Creo que me he entretenido demasiado.

El caballero se arremangó la manga izquierda y comprobó el antiguo reloj que llevaba debajo.

—¡Gracias por decirme lo del fuego! Acabo de recordar que yo también tenía prisa... Hoy es un día muy importante... ¡Tengo que irme!

—Sí, cuídese... Que tenga un día magnífico, señorita. Yo también debo irme.

Le hice una reverencia rápida al caballero desconocido y me fui corriendo. Puede que realmente fuera un conocido de mi abuela... Quería hablar con él un poco más, pero me arrastró a la cruda realidad en la que llegaba tarde a mi convocatoria.

Además, si hubiéramos continuado hablando, se habría dado cuenta de quién era. Era la Cenicienta del West End que actuaba en una nueva obra hoy. De repente, la realidad me golpeó otra vez. Me inundó un poco de felicidad y timidez, y no pude evitar sonreír. Las paredes de la calle principal por donde corría, las farolas, las vallas publicitarias... Mi brillante sonrisa había invadido toda la ciudad. Salía en todos los carteles, el papel principal en la obra que se estrenaría esa noche. Mi mirada se encontró con la de la chica que sonreía en las fotos. Llena de energía, corrí más rápido que nunca por el camino al teatro.

• • •

Al abrir la puerta abatible del cuarto verde #1, me encontré con tres actores elegantemente disfrutando de un té después de comer. Comprobé el reloj en la pared; eran un poco más allá de las 12:30 h. La convocatoria se suponía que era a las 12:00 h.

Por la necesidad de aplastar mi miedo, apreté el pañuelo que llevaba en el bolsillo de mi falda. No era un amuleto de la buena suerte ni nada; desde que era pequeña, tenía el hábito inconsciente de hacerlo para cuando estaba estresada o tenía miedo.

La sensación suave de la tela me calmó un poco. Todavía sin aliento, sentí que tenía que disculparme de inmediato, por lo que prácticamente hice un ángulo de 90 grados con mi cuerpo y grité desde el fondo de mi estómago:

—¡Esto...! ¡¡Disculpen!! ¡Llegué 30 minutos tarde...!

—Así es, Miku. ¿Te has dormido?

Kaito, el líder que organizaba a los actores de la compañía, se me acercó sin estar enfadado, con una sonrisa de oreja a oreja. Sin que yo desviara la mirada del suelo, se plantó en mi campo de visión y me ofreció una toalla.

—¿...Eh?

—Deberías limpiarte el sudor. O cogerás un resfriado.

—Gracias...

—Cuando te calmes, vístete rápido.

—Vale...

Los tres actores ya tenían todo el maquillaje hecho, y llevaban puestos sus trajes para la obra.

—Vaya, vaya... No escatimamos en gastos, por lo que veo.

—¡Señorita Luka...! ¡B-Buenos días! ¡S-Siento llegar tan tarde!

Luka se sentó en el sillón más lujoso de los camerinos, uno situado al lado de una ventana donde daba mucho el sol, y habló con pocas ganas mientras levantaba los ojos para mirarme. Su hermoso cabello largo de color rosa brillaba a la luz del sol ya alto en el cielo. Ella estaba ferozmente hermosa hoy, como siempre. Apartándose lentamente un mechón de pelo, me dio la impresión de que era una pintoresca diosa de la luna que por error había asistido a la fiesta del té de los dioses del sol.

Después de saludar con prisas a los tres actores, me limpié con la toalla, me senté en la silla más barata junto a la puerta y abrí mi bolsa. La había revisado antes de salir de casa por la mañana, pero tenía que asegurarme de que no me había olvidado nada. Por ejemplo, debía asegurarme de que había cogido los guiones que tenía en casa para practicar. Mientras rebuscaba en mi bolsa, Meiko, que estaba leyendo un periódico en el sofá al lado de Kaito, se acercó y se sentó en el sofá de tres plazas que estaba delante de mí.

—Toma, té helado de limón. Hace calor fuera, ¿no? ¿Dormiste bien anoche?

—¡G-Gracias! Em... De hecho, estaba demasiado nerviosa para dormir. No conseguí descansar hasta casi el amanecer, pero entonces tuve un sueño espantoso... Me volví a dormir dos veces más... Y luego me di cuenta de que eran casi las 12... Así que, sí, me he dormido...

Las expresiones y los actos de Meiko emanaban elegancia y madurez, lo que hacía que pareciese difícil de tratar, pero en realidad era bastante abierta y no tenía problema para interactuar con todo tipo de gente. Incluso conmigo, que recién llegué a la compañía medio año atrás. Ella era tan atenta que solía servirme una taza de té y empezar conversaciones. Y cada vez que me sentía avergonzada y nerviosa por ello, ella dibujaba una sonrisa tan natural que disuadía mis preocupaciones... Era una persona muy cálida.

—Ya veo... Qué mal. Esta mañana ha sido bastante movidita. Primero la aprobación de la ley seca, y luego la congestión de las calles por el incendio en Harrods...

—S-Sí...

Meiko tenía una expresión angustiada, como si se acercara el fin del mundo. Era la misma cara que ponía al leer el periódico. Puede que todo aquello le recordase algo.

—Pero no pasa nada. No eres la única que llega tarde.

—¿No? Ah, esto... Gracias por el té.

Tomé el vaso frío y di un sorbo. Mi garganta reseca se llenó con la cantidad justa de amargura del té. Era delicioso. Las plantas de primavera estaban empezando a brotar, por lo que las noches todavía eran frías, pero era una temporada lo suficientemente caliente para sudar por correr un poco. Una taza de té de limón fría después del ejercicio era una taza de felicidad.

Entonces me di cuenta de que Kaito se había acercado a nosotras. Se sentó al lado de Meiko.

—Eh, Mei, ¿puedo tomar un poco de tu té?

—Cada vez hace más calor con el sol fuera, ¿verdad? Está bien, está bien. ¡Pero cuántas veces te lo he dicho! Deja de llamarme así, maldito.

—¿Eh? ¡Qué cruel! Llámame caballero, por favor. Además, ¿desde cuándo tenemos esa confianza?

—No hagas comentarios que puedan malinterpretarse. Miku, él siempre es así. En cuanto fija la mirada en una mujer, es educado como nadie, y luego antes de que te des cuenta, te está seduciendo. Ándate con ojo.

Meiko se levantó lentamente y sacó té de limón frío de la nevera. Vertió el contenido en un vaso que había en la mesa.

—Jajaja... Es dura. Pero este es nuestro saludo diario.

—Un saludo como ese no le funcionará en este país, señor caballero. Aquí tiene.

—Gracias.

Kaito ignoró el apunte de Meiko y puso una sonrisa amable mientras tomaba un sorbo del té verde que ella le había servido. El grácil movimiento de su mano parecía el de un noble o alguien de la realeza, tenía una elegancia única. A veces pensaba que a lo mejor Kaito planeaba cada acción que llevaba a cabo de principio a fin. Incluso en una acción tan simple como tomar un vaso, podría imaginar el decorado de un palacio real detrás de él.

—¿Hm...? Miku, ¿quieres más?

—¿Ah...?

—Es que estabas mirando el vaso tan apasionadamente... A no ser... No me lo digas. ¿Me estabas mirando a mí?

Me guiñó un ojo. Me ruboricé al imaginar mi cara de embobada al observar todas sus acciones. Pero no fue del todo así. Es cierto que lo estaba mirando apasionadamente, pero no lo miraba a él realmente, solo me imaginaba dónde habría adquirido esa delicadeza que tiene... Estaba intentando encontrar la mejor forma de transmitir eso, pero simplemente no encontraba las palabras adecuadas.

—Ahh... Eh, esto... Bueno...

—Uahh... ¿Qué te hace pensar que estaba mirándote? Ella siempre tiene el hábito de mirarlo todo. Oh, parece que lo hagas a propósito...

Luka, atenta a nuestra conversación desde el otro lado de la habitación, tomó la palabra somnolienta, bostezando mientras hablaba.

—¿Señorita Luka?

—La vista de Luka nunca deja de sorprenderme. Miku, ¿realmente te despierta tanta curiosidad ver cómo tomo la bebida? Siento que siempre me miras cuando bebo o como algo.

—¡Ahh! Eh... Lo siento. No quería ser tan descarada... Debo de haberte incomodado.

—No, siempre y cuando no lo hayas hecho en un momento en que me no me viera elegante, hasta diría que me halaga que una mujer me mire embelesada.

¿Tan descarada fui...?

—P-Pero, de verdad, muchas veces tus movimientos, incluso fuera del escenario, son simplemente tan elegantes... que casi puedo ver a un rey o un noble en ti. O algo así. Por eso me maravilla mirarte.

—¿Hm...? ¿E-En... serio? B-Bueno, me halaga. Eso quiere decir que soy todo un caballero, ¿no?

—¡Sí! Un caballero... o, bueno, a ver... me recuerdas más a... ¿un paje?

(NT: se refiere a un paje como un criado o mayordomo)

—¿U-Un... paje...?

Kaito bajó la cabeza, descorazonado. Luka y Meiko echaron a reír al ver esa reacción.

—Y-Yo que pensaba que ibas bien encaminada... Creo que mi vista no es del todo perfecta. Jejeje..

Luka debió haberlo encontrado realmente gracioso, ya que continuaba riendo mientras hablaba, luego vertió leche en una taza de café que Meiko había preparado. Ahora que lo pienso, era diferente a las otras veces que he tomado el té con ella en el vestíbulo. Me picó la curiosidad, así que le pregunté.

—Em... Señorita Luka, ¿no me dijo el otro día que únicamente tomaba café solo...?

—¿Hm? Ahh... Es verdad, lo dije. ¿Recuerdas que nuestro patrocinador estaba ahí? Pensé que el café solo era mejor para mi reputación. Pero en realidad es demasiado amargo para mi gusto. Me gusta el alcohol y los dulces, pero odio todo lo que sea amargo.

—Oh, vaya... Pues parecía que realmente lo estabas disfrutando, fue tan realista...

—¿Sí? Bueno, soy actriz. Obviamente debería ser capaz de fingir eso. Igual que tú. Esta es la Compañía Burlet, ¿sabes? Todas tus actuaciones deben ser perfectas, o no serán reconocidas como tal.

—Burlet...

La Compañía Burlet, nuestro grupo teatral.

La compañía nació hace un siglo de la mano del legendario dramaturgo Sr. Burlet, que comenzó la edad de oro del teatro aquí en el West End. Una compañía que realizó muchas obras maestras de Burlet, con una larga tradición de no depender de accesorios, escenario, decorado, iluminación, música, actores, vestuario, ni todo lo que compone la obra con el fin de invitar a la audiencia a un mundo de teatro nunca visto.

Aun habiéndonos modernizado, mecanizado, y pese al reciente auge del cinema haciendo sombra en el negocio del teatro, nuestra compañía ha mantenido la misma tradición y el espíritu que el primer día en que fue fundada. Ciertamente, perdió su antiguo vigor y no tiene muy buenas perspectivas financieras en los días que corren. Sin embargo, en medio del cambio hacia las películas, todavía existen unas pocas compañías, como la Compañía Burlet, que luchan por mantener el encanto del escenario, gracias a los aficionados al teatro apasionado de Burlet que vienen a vernos.

Yo admiraba las obras que el legendario Sr. Burlet escribió, y aspiraba a ser actriz. Cuando era pequeña, mi abuela me llevó de mi pequeño pueblo rural hasta el lejano West End para ver mi primera obra de la Compañía Burlet. Era una de sus obras más conocidas, «El silencio de la noche nevada». Ellos nunca usaban nieve real en el set, pero enseguida empecé a sentir la ilusión de estar perdida en un mundo blanco cubierto de nieve. Los días después de la obra, ese mundo permaneció en mi mente día y noche.

Desde entonces, quedé absolutamente fascinada con las obras de Burlet. Y siempre tuve el sueño de convertirme en actriz para llevarlas a cabo algún día. Me moví hasta el West End hace un año, trabajaba a tiempo parcial como empleada residente en una panadería de las afueras del West End, y ahorraba para ver las actuaciones de la Compañía Burlet.

Luka, el abrumadoramente atractivo actor estrella de la compañía, también trabajaba como modelo. Kaito, el líder del elenco, era actor y director de escena. Meiko, la actriz más veterana, era conocida por sus precisas y finamente detalladas actuaciones. Me fascinó su actuación y fui a verlos una y otra vez, tratando de practicar mi propio papel cuando podía encontrar tiempo en el trabajo. No tenía dinero, así que no podía ir a la escuela de actuación... pero veía obras reales e imitaba a los actores. Todo lo demás, lo rellenaba con mi imaginación vívida de jugar sola durante años.

Aproximadamente tres meses después de empezar a vivir así, hubo un punto de inflexión. La ilusoria obra póstuma de Burlet: el guion de «Crazy ∞ nighT». Hacía casi un siglo que se conocía solo su título, el guion se creía perdido y la obra nunca fue realizada. La noticia de que finalmente se había hallado en la bodega subterránea de la Compañía Burlet se extendió por todo el mundo en un abrir y cerrar de ojos. Cada medio de comunicación se hizo con la historia, y prestó atención a la decadente compañía con grandes titulares como «El tradicional elenco muestra signos de reavivarse con el descubrimiento del libreto fantasma» y «¿Un empujón de Burlet por los problemas financieros de la compañía? ¡Esto sí que es espectacular!».

Para acompañar este acontecimiento milagroso, la Compañía Burlet anunció una audición especial para reclutar a un nuevo miembro. El mejor postulante recibiría el papel principal en la obra póstuma perdida; un actor no podría pedir mayor honor. Pero sabía que era algo imposible para mí. Si bien había estado practicando durante muchos años, puesto que nunca había estado realmente ante un escenario, no había ninguna razón para esperar que fuera a obtener el papel. Me limité a mirar fijamente el folleto de la audición durante días, agonizante. Sin embargo, la propietaria de la panadería decidió apuntarme ella misma, y de repente me dijo que faltaban tres días para la audición.

Al principio no podía creer que iba a hacerlo; ni siquiera había pensado en presentarme a la audición, sabiendo que no tenía ninguna oportunidad. Pero todos los trabajadores de panadería me animaban diciendo:

—Tómatelo como un desafío, y si no funciona, ya probarás suerte la próxima vez.

Me convencieron y reuní el coraje suficiente como para intentarlo. Y, de alguna manera, me dieron el papel. En ese momento, estaba llena de una sorpresa y una alegría indescriptible.

Tal vez el hecho de que había nacido en el mismo pueblo que Burlet fue el factor decisivo para los jueces. Un solo rayo de esperanza descendió sobre la compañía en apuros: el libreto perdido había salido a la luz, y en su primer pase, el papel principal sería una total desconocida que acaba de mudarse allí, una chica del mismo pueblo que el Sr. Burlet. Una verdaderamente dramática historia de Cenicienta. Esa anécdota sería crucial para conseguir el interés de la audiencia. Así que tal vez fui elegida simplemente para ser la cara de su publicidad.

Solo había pasado medio año desde que entré en la compañía, pero quería obtener rápidamente mi actuación a la par con el resto del reparto principal, por lo que me dediqué en cuerpo y alma a ensayar. Me enseñaron a actuar y adopté técnicas de ellos; aprendí mucho acerca de obras de teatro, hice todo lo que pude para ayudar a crear escenas y conjuntos, con la iluminación, con la acústica, siendo apuntadora. Incluso ayudé a los vendedores de entradas y guías, aprendiendo cómo interactuar con los visitantes. Pero mi habilidad todavía no llegaba ni a la mitad de la suya.

—Yo...

De pronto me llené de miedo al tener que encarar el evento principal. Me preguntaba por qué no lo había notado antes. En unas pocas horas, tendría que actuar como protagonista en el pase del libreto perdido de Burlet, el primer pase. El escenario de una obra de Burlet, para cualquier persona que se dedica al teatro, era un lugar sagrado, un destino final. Puede que no ver nada más que ese sueño hecho realidad hizo que inconscientemente no pensara en el miedo que tenía a que realmente sucediese.

Un público estallando con anticipación, sin duda llenando la sala; famosos, actores de primera clase; un decorado hecho con el fin de imitar a fondo la realidad. ¿Era realmente justo que yo, con mi total falta de habilidad, estuviera en medio de todo aquello? Me inundé de duda y vacilación. Empecé a temblar, y mi pulso latía con fuerza. Sentía la realidad espesando lentamente frente a mí. La tensión me aplastaba... quería salir corriendo de allí.

—Esto... Luka, no la pongas nerviosa antes de salir. Es un momento delicado. Mira, está temblando. Ya tiene suficiente con debutar hoy como protagonista de esta producción, así que debe de estar pasando muchos nervios... Oye, Miku, no pasa nada si te equivocas. Haremos lo que podamos para ayudarte, no te preocupes.

—Eso es. Si olvidas una línea, para eso está el apuntador. Eres una nueva incorporación, y el público lo sabe. De hecho, siempre es más entrañable que un recién llegado no lo haga perfecto, así que puedes cometer un par de errores de principiante. Puede que tenga más gancho de ese modo. Además, hoy solo es el primer día. Mañana y pasado daremos más pases. Tómatelo con calma.

Meiko y Kaito me animaron con palabras bonitas y empáticas. De hecho, era una obra de teatro dividida en tres actos, de la cual se llevaría a cabo uno cada día. Los veteranos sabían todo lo que había que saber sobre obras de teatro, y me dijeron que para una obra estructurada de esta manera, la mayoría de las opiniones se decidirían en base a la calidad del acto final. Así, aunque cometiera errores al principio, en el último acto ya conocería mi papel y a la audiencia, y lo compensaría haciendo mi mejor actuación.

Aun así, Luka estaba en lo cierto. Todo tenía que ser perfecto, o no sería una obra de Burlet. Me faltaba desesperadamente ese talento.

El Sr. Burlet buscaba la perfección en sus producciones. Mientras estaba vivo, incluso se dijo que era un prodigio. Había veteranos que no podían realizar sus obras si no cumplían con sus estándares. Sin duda, nadie esperaría que un papel principal en esta compañía que siempre había mantenido esa tradición, se sintiera indigna de su posición, aquella que era el legado de muchas leyendas plausibles.

Por ejemplo, se decía que si algún actor omitía una gran parte de uno de sus guiones, o improvisaba... ese no tardaría en desaparecer de escena. Hace dos o tres décadas, en plena guerra, se perdieron gran cantidad de patrimonio y registros culturales, por lo que era difícil saber la verdad o los orígenes de tales rumores.

Pero donde hay humo, hubo fuego. Cualquiera que profana una obra de Burlet se encontrará con una muerte malaventurada... No eran pocas las personas que aún tenían esa leyenda por una superstición, incluidos los de la Compañía Burlet. Así, se dedicaban a seguir los guiones al pie de la letra, ignorado armonizar con los demás para centrarse en su propia actuación, y nunca improvisaban.

Pero, ¿que un actor muriese por cometer un error en una de sus obras? Sonaba muy exagerado para mí. Burlet no parecía tan estricto y temible como la compañía decía de él... O por lo menos eso pensaba yo. Porque él...

Mirando uno de los pocos efectos personales que había dejado en su ciudad natal, el brazalete rojo desgastado ahora en mi muñeca izquierda, suspiré sin hacer ruido para que nadie lo notara.

—Haa... Parece que me acusen de burlarme de la novata. Tengo miedo escénico, ¿saben? Para cualquier actor, el escenario de Burlet es algo deseable y a la vez la encarnación del miedo. De hecho, mentalmente todavía tengo que... Bueno, no importa.

Luka se defendió desganada a sí misma de las observaciones hechas en su contra por los dos mayores. En su cara, naturalmente, no se podía ver un atisbo de nerviosismo, pero tal vez incluso una estrella como ella podría padecer de pánico escénico después de todo. Y yo no tenía ni idea de lo que era, pero parecía un poco... No, no, de hecho se veía muy preparada mentalmente también.

—Es verdad... Visto así, todos nos ponemos nerviosos. Y esta vez más que nunca. No podemos cometer ningún error.

—Sí...

Se hizo el silencio en la habitación. Se estaba tranquilo, con la cálida luz del sol que entraba por la gran ventana que llegaba hasta la terraza del segundo piso. Me preguntaba por qué me daba la sensación de que había una tensión extraña que no encajaba conmigo en absoluto. Sentía como que la tensión de ellos y lo que estaba sintiendo yo podría ser de alguna manera diferente. Al sentirlo una vez más, me di cuenta: creo que a veces todavía no me permitían entrar en su círculo. Y ese era sin duda uno de esos momentos.

¡BAM!

La puerta de la antesala se abrió de golpe con un fuerte sonido que rompió el silencio del momento. Se movió con tanta fuerza que rebotó de nuevo hacia la persona que la empujó, por lo que siguió el sonido de un golpe doloroso.

—¡Auuuuuuuu!

—Ugh...

La pequeña Rin salió de detrás de la gran puerta, con la mano en su frente adolorida. A su lado estaba su hermano gemelo, Len, que lo había visto todo desde cerca. Su expresión no cambió ni un ápice, sino que se limitó a soltar un pequeño suspiro.

—Auauauauau... ¡Fuu! ¡B-Buenos días, chicos! Creo que llegamos un poco tarde, ¡lo sieeento!

—Ustedes no suelen llegar tarde, ¿supongo que el fuego abarrotó las calles?

—Eh... Jej... un poco, tal veeez.

—¿Hm...? Rin, ¿te has hecho daño? Déjame verte.

Kaito se acercó a Rin, preocupado por el golpe que se había dado en la frente, pero ella retrocedió de un salto. Creo que vi la bolsa en su hombro agitarse un poco, pero puede que solo fuese cosa mía.

—¿Qué ocurre...? Pareces menos enérgica que normalmente.

—¡¿Eh?! ¡N-No! Uhhh... Bueno, nos han estado parando fans entusiastas toda la mañana... Jeje.

—¿Fans...? ¿Y los guardaespaldas? Son estrictos con sus reglas, así que a menos que alguien se despistara, no creo que nadie se acercara a hablar con ustedes en el medio de la ciudad...

Los guardaespaldas de Rin, como Meiko los llamó, eran un grupo de personas que frecuentaban el teatro hasta un grado obsesivo. Gracias a su riguroso liderazgo, tenían reglas acorazadas en contra de molestar a los actores de ninguna manera, y nunca se las saltaban. Definitivamente nunca había ocurrido que ellos molestaran a Rin yendo por la calle.

—Oh, no, ellos no. Esto... eran fans de Len.

—...

Rin intercambió una mirada confidente con su hermano. Len seguía inexpresivo y no dijo nada, tan solo cerró los ojos lentamente.

—Ah, si eran fans de Len... Les compadezco. Esos son tan radicales como un grupo religioso...

—Es cierto. Y es difícil sortearlos cuando te paran por la calle, son todos personas importantes...

—Vaya, qué bueno. Me encantaría que me presentasen a alguno. Es curioso que haya tantos hombres que sean fans de Len.

Len estaba arisco como siempre, de pie con una expresión indiferente. Pero en esta ocasión lo veía como descontento.

Eran un grupo masculino impresionante —a propósito, Len tenía muchas fans mujeres, pero los hombres les superaban de lejos en número. Y por alguna razón, muchos de sus fervientes fans eran caballeros con fama y fortuna: políticos importantes, hombres de negocios, o artistas como él. Estos no solían revelar su afición públicamente, pero enviaban ramos de flores rimbombantes y costosos regalos al camerino de Len en cada show, y se paraban a hablar casualmente con él si lo veían en la ciudad.

Estas personas importantes de todos los campos apoyaban a Len como patrocinadores, en cambio, los partidarios de Rin formaban un club de fans apasionados, y Luka trabajaba como modelo para promocionarse, centrándose en ganar popularidad entre las mujeres jóvenes. No es una exageración decir que estas cosas ayudaban a llenar las arcas de la compañía que pasaba por dificultades financieras. Todos los miembros del reparto principal tenían sus propios clubs de fans, pero algunos de los más antiguos como Meiko y Kaito, con su destreza en la actuación, eran la verdadera cara de la compañía. He oído que el personal afirma que la compañía como es ahora sabe que se mantiene viva gracias a los esfuerzos de los siete miembros principales del elenco.

—Cambiando de tema... ¿Ya estás en modo actriz, Rin? Siempre eres la primera en meterte en el papel.

—¿Eh...? ¡Ajajajajaja! Sí, ¡estoy pre-pa-rada! ¡Jejejejeje!

Me pareció que Rin estaba actuando un poco diferente de lo habitual. Al parecer, ella ya se había metido en el papel. En la obra de esta noche, ella tenía el papel de muñeca, y su actuación ciertamente recordaba a una muñeca que había cobrado vida. Asumiendo una actitud estoica, combinaba su talento natural de interpretación y su interminable esfuerzo para crear la imagen de una muñeca que podría pasar por una real.

La muñeca, confeccionada para ser alegre e ingenua, y también un poco tonta, hablaba y se movía. Por supuesto, exigía una actuación tanto rara como alocada. Tal vez incluso se había golpeado la cabeza en la puerta a propósito, para practicar su lado de pelele.

—Acabo de recor-dar que tengo co-sas que hacer en la an-te-sala #2... ¡Ten-go que irme!

Con eso, la muñeca Rin corrió por el pasillo apresuradamente. Una vez se fue, Len entró y cerró la puerta sin hacer ruido, luego empezó a saludarnos a todos. Parecía estar disculpándose por llegar tarde. Cuando hubo saludado a los demás en orden, vino a saludarme a mí, la nueva.

—Buenas.

—¡B-Buenos días!

—...

Era dos años menor que yo, pero llevaba cinco años en el elenco. Len se había vuelto popular junto a su hermana Rin porque eran gemelos prodigio, y siempre han sido miembros del reparto principal desde entonces. A pesar de su edad, era muy tímido. Y como ya tenía un aura de un actor digno, de los grandes, me ponía nerviosa cuando hablaba con él.

—No tienes por qué estar tan nerviosa. Haz como con los demás.

—¿Eh...?

Sin decir nada más, se dirigió rápidamente hacia Meiko. Supuse que era su consejo. Nunca había hablado nada con él fuera del ensayo. Ni él ni yo empezaríamos una conversación con el otro, y me daba la sensación de que solo nos diríamos unas pocas palabras cuando nos juntáramos por casualidad. No obstante, él se preocupó por mí y me habló. Tan fácil como eso...

Sentí sus palabras casuales de preocupación deshaciendo paulatinamente la tensión en mí. Había sido elegida como el papel principal a pesar de mi falta de habilidad, así que estaba segura de que algunos sentían resentimiento e irritación hacia mí. Pero la gente de la compañía daba mucha importancia a los lazos entre compañeros y me hacía sentir como en casa, era muy amable por su parte. Me hacía pensar en cuánto quería ser así yo también pronto.

—Bueno, basta de cháchara. Ustedes dos, vayan a sus vestuarios y pónganse los trajes y el maquillaje. No queda mucho tiempo, ¿vale?

—¡S-Sí!

Con las prisas de Meiko, Len y yo salimos rápidamente de la antesala #1.

Terminé con mi maquillaje y mi ropa, así como de recitar para mí misma mis líneas, y ya eran pasadas las 3 cuando volví a la antesala. Solo faltaban dos horas para el espectáculo. Los demás estaban reunidos en la sala haciendo los ensayos finales del guion y practicando las escenas complicadas. Pero... todavía había dos personas sin aparecer.

—Oye, ¿dónde está ya sabes quién? No me digas que aún no ha llegado.

—Parece que no. Mira que le repetí ayer que no llegara tarde pasara lo que pasara... Oh, me altera.

La «ya sabes quién» de la que Len y Meiko hablaban... no podía ser otra.

—Es increíble. Los escritores no tienen remedio, te lo digo. Para la mayoría de gente, los actores son quienes dan más problemas, pero la verdad es que no son nada comparado con los escritores. Nosotros somos puntuales. Tenemos que serlo. Llegar tarde a escena es imperdonable para un actor.

—Sí, supongo que la puntualidad nunca ha sido su fuerte... Pero he escuchado que está trabajando en una historia de misterio ahora, creo que va por la parte en la que el mayordomo alcanza el clímax o algo así... Ha estado trabajando en ella cada noche. Seguro que pronto llegará. Por muy tarde que suela llegar, nunca se ha desdicho a última hora.

Luka no parecía sorprendida en absoluto mientras hablaba mal de la que todavía no estaba aquí. Y luego Meiko dijo algunas cosas que no entendí bien; no sé si estaba preocupada o no, o si se subió al carro de Luka.

—Um... ¿Qué hay de Gack?

—¿Gack? Ha subido un rato antes. Pero puede que todavía tenga trabajo abajo, ha estado preparando el decorado desde esta mañana. Ahora que lo pienso... Sí, hace rato que debería de haber terminado, ¿no?

—Nunca cambiarás, Meg... Ya tardabas en montar un número en un momento tan importante como este. Tener a dos tontos en el papel hace que sea difícil que los otros hablemos. ¿No es la heredera de una familia rica quien debería ser la cúspide de la elegancia? No hay elegancia en una señora que responde a todas y cada una de las locuras de una sirvienta molesta.

—Tienes razón. La imagen de una sirvienta diligente que sufre las travesuras de una señora revoltosa pegaría más.

—Hmm... Al mismo tiempo, el entorno algo inusual puede ser un soplo de aire fresco. Un aristócrata malhumorado aficionado a la colección hereda una vieja mansión misteriosa de su abuelo. Vive allí con su esposa, una cazafortunas que disfruta de la fiesta, y con ellos está su egoísta hija adoptada. Dos criados los asisten. Un mayordomo serio y tenaz, que les da bofetadas de sentido común... Y la otra es su opuesto, una sirvienta problemática que exagera y hace montañas de un grano de arena. Luego tenemos a una chica un poco lenta, pero llena de energía, y un chico cínico, cruel... los cuales son muñecos. Y, por último, una misteriosa chica de pueblo que viene a visitar la mansión...

—Visto así, ciertamente es una trama extraña, ¿verdad? Kaito y yo estamos casados, Luka es nuestra hija, es más, es nuestra hija adoptiva... Pero por lo menos nuestras personalidades no distan demasiado de las de los personajes.

Meiko se asintió a sí misma con la cabeza. Kaito y Luka se miraron el uno a la otra inclinando un poco la cabeza, incómodos.

En cuanto al reparto de esta obra, como había apuntado Meiko: el carácter de todos los personajes no era particularmente diferente a la personalidad real de los actores. Incluso mi papel, el de forastera misteriosa. No solo había hecho una repentina entrada en la compañía, sino que la descripción de las características de tímida, observadora y torpe se ajustaban perfectamente a mí. ¡Qué coincidencia tan estrafalaria!

—Todos... parecen tan adecuados para los papeles de esta obra. Es decir, la señorita Meg incluso tiene el mismo interés por los misterios clásicos como su papel. En realidad, ella me prestó una novela policial el otro día, me empujó a leerla, y... Bueno, la protagonista era una dama que trabajaba en una mansión, y la forma en que solucionaba sin problema todo tipo de casos que ocurrían a su alrededor... Me recordó en cierto modo a esta obra. Todas estas coincidencias hacen que parezca cosa del destino para mí... ¡Creo que es simplemente maravilloso!

Tan pronto como dije aquello, todos se volvieron para mirarme. Sus caras podían interpretarse como sorprendidas, o pilladas con la guardia baja. Fue bastante incómodo... Después de todo, había dado a entender claramente que las descripciones de los personajes como el malhumorado, la alcohólica, el malcriado, el terco, el incordio, la estúpida y la cruel iban perfectamente con sus verdaderas personalidades. Debió de parecer bastante grosero. Sentí una punzada de pesar por no haberme dado cuenta hasta después de decirlo.

—Ah... Esto...

Mientras tartamudeaba sin saber qué decir por la confusión, Meiko me siguió el juego, aunque probablemente se estaba esforzando en abstenerse de sacudir la cabeza y suspirar.

—El destino, ¿eh...? Jejeje. Entiendo lo que dices, pero no deja de ser una coincidencia. En realidad, una vez encontramos el guión, nos repartimos naturalmente los papeles que pensamos que serían más fáciles de hacer para cada uno. Por ejemplo, ¿no crees que la personalidad de Gack se ajusta más que la de Kaito a un mayordomo? Antes dijiste que parecía un paje. Pero sería uno indecente, supongo...

—Mm, Mei... No puedes resumir toda mi personalidad en «indecente»... Eso es poco descriptivo...

—¿Pero no sería algo así? Creo que nunca he visto un mayordomo indecente en una obra de teatro.

—¿Y tú, Luka...? B-Bueno, de todos modos, tener puntos en común con nuestros papeles precisamente hace que sea mucho más fácil perfeccionar nuestras actuaciones. Sin embargo, Rin y Len ni siquiera son humanos... pero son unos prodigios, por lo que pueden dominar cualquier papel, sean muñecos, animales, o cualquier cosa.

—Dicen que los grandes actores son capaces de hacer cualquier papel... pero eso no quita que sea difícil hacer un personaje completamente diferente de ti mismo. A mí resulta que me gusta beber, pero alguien que odia el alcohol no sería capaz de encajar en mi personaje, creo. Si no tienes amor por lo que haces, por mucho que te entregues al papel se ve un poco falso, ¿sabes? Así que estoy de acuerdo con que este es un papel adecuado para mí.

Meiko dio una explicación tan convincente que me salió del alma asentir con la cabeza. Podía sentir una evidente aura de desesperación a su alrededor provocada por las noticias de esta mañana que, a causa de las leyes de prohibición en el continente, se había puesto en marcha un proyecto de ley provisional aprobado en nuestro país. Eso daba una especie de crédito a sus palabras.

—Además, es un guion de Burlet. Es prácticamente una leyenda en este sentido. Nada podía influenciar al Sr. Burlet. Él no tenía ningún compromiso en la selección de actores para sus obras de teatro... De hecho, se dice que muchas de sus producciones se retrasaron hasta encontrar a los actores adecuados.

Meiko sirvió a Kaito una nueva taza de té y la dejó sobre la mesa. Kaito le dio las gracias y pasó una página del guion que tenía en sus manos, haciendo algunas comprobaciones finales.

—Dicen que es mejor que un tonto haga el papel de tonto... ¿lo has escuchado, Rin?

—¡¿Qué?! ¿Quién dice eso?

Habiendo terminado con el maquillaje y el vestuario, Rin volvió y se sentó en el sofá, oculto detrás de Kaito. Ella estaba relajada en una posición que parecía que estaba colgada del brazo izquierdo de él, con el que sostenía firmemente una revista que estaba leyendo. Iba pasando las páginas mientras bebía su té, por lo que parecía que ella podría molestarle. Sin embargo, los dos debían de llevarse realmente bien, pues Kaito no se quejaba, y la escena rápidamente se volvió normal.

Anteriormente, los había visto a los dos juntos de una forma similar, y accidentalmente se me escapó que me recordaban a un padre y una hija, lo que les hizo enfadar bastante. Kaito dijo que no era tan mayor como para tener una hija así de grande, y Rin insistió en que a su cuerpo todavía le faltaba crecer, pero ya era una completa adulta mentalmente. También había rumores casi criminales acerca de ellos siendo amantes, pero los otros me dijeron que solo se basaban en la forma cariñosa en que Kaito se preocupaba por Rin.

—Me alegra que la tonta se lo pase bien.

—Rin, tu hermano se está riendo de ti... ¿Holaaa? ¿Eres tonta?

—¿Hm...? ¿Si soy tonta...? ¡Luka! ¡¿Qué estás diciendo?!

—Lo ha dicho Len primero.

—¡¡¡Len...!!!

Rin dejó de ojear la revista para mirar fijamente a Lin, quien estaba sentado enfrente de ella.

—Yo solo decía que esta vez puedes meterte mejor en el papel.

—¡Parece que estés diciendo que soy tonta de verdad...! Solo me hago la ton-ta, ¿ves? ¡Estoy actuan-do! Hago el papel de mu-ñe-ca ton-ta, ¡eso es to-do! ¡Soy mu-cho más lis-ta que tú, Len! ¿Ver-dad, Kai-to?

—¿Uh...? S-Sí, sí, claro...

—¿Veeeees? ¿Lo pillas, hermanito?

—Ya...

Kaito ni siquiera estaba escuchando...

—¿Sabes?, creo que tú también encajas perfectamente en tu personaje cínico y mentiroso, Len.

—Ugh... Eso no es un cumplido.

Fastidiado por el comentario de Luka, Len agarró la taza de té que Meiko le había preparado.

—Bueno, ustedes son tan cercanos que podrían tomar cualquier papel, incluso el de muñecos cobran vida... Es tan real que me da escalofríos. Como la otra noche, después del ensayo, estaba caminando por los pasillos oscuros para cerrar... y cuando pasé por la zona de recepción, que debería de haber estado vacía... había una muñeca de tamaño real, sentada allí sonriendo. Estaba tan horrorizada que no podía hablar. Entonces la muñeca empezó a moverse, rígida y lenta. Antes de que me diera cuenta, había cruzado el portal, acercándose a mí poco a poco, muuy poco a poco... Yo estaba paralizada por el miedo. La muñeca llegó justo en frente de mí, y pensé que estaba acabada... Cuando de repente, se rió en voz alta. Yo estaba realmente obstruida por el terror... pensé que mi corazón se iba a detener.

—Jijiji. Gritaste de una forma tan graciosa cuando te hablé. Hiciste «¡Waaaaah!» como una niña pequeña.

—Esas bromas no se hacen, Rin. Deberías agradecer que yo fui tu víctima.

—No fue una broma, ¡estaba practicando! Quería ver lo convincente que era. Y al ver que no tenías ni idea de quién era, me esforcé más aún. No te preocupes, ¡no se lo hubiera hecho a nadie más!

—¿Cómo querías que te reconociera estando tan oscuro...? Y... ¿de verdad que solo estabas practicando?

La sonrisa de Kaito se torció un poco. A menudo Rin lo usaba para practicar su puesta en escena, pero en realidad, muchas de las cosas que hacía eran solo bromas. Kaito y Rin pasaban mucho tiempo juntos, eran un dúo especialmente agradable en el conjunto de la compañía. El hecho de que él no se diese cuenta de que era ella estando tan cerca, con su nivel de familiaridad, era una verdadera prueba de la capacidad de la chica para asumir plenamente su papel de muñeca. Yo sabía que nunca sería capaz, por mucho que me esforzara, de llegar a esas alturas. Metí la mano en el bolsillo y apreté el pañuelo en su interior.

—Ese pañuelo... Qué bordado más feo. Déjame verlo.

Luka habló de repente, yo le devolví la mirada, sobresaltada. Ella se puso su mano derecha sobre la cadera y dobló ligeramente el cuello hacia atrás, como si mirara por encima a la persona delante de ella; esta era su pose #18, un gran éxito entre los aficionados. Pero la mayoría de las veces que asumía esta postura, eso significaba que estaba disgustada, así que me preparé para lo que posiblemente iba a querer decir. Al igual que Len, ella rara vez se dirigía directamente a mí, así que me inquieté. Saqué mi pañuelo con calma, que sobresalía del bolsillo de mi falda, y se lo entregué vacilante a ella.

—¿Cuándo lo compraste...?

—Em... Hace cosa de un año...

—Hmm. Verde con topos blancos... ¿No es un poco infantil? No te pega para nada. Este es el color que está de moda ahora. Toma, te dejo usarlo.

Luka sacó con elegancia un pañuelo de su caro bolso y me lo entregó. Sin pensarlo, paré las palmas de las manos para recibirlo.

—¿Ah...? Es... nuevo... ¿P-Puedo...?

—¡Claro! Es todo tuyo. Creí que lo habías entendido.

El pañuelo que Luka me dio estaba totalmente fuera de mi alcance, era un pañuelo de seda con el logo de una marca famosa. Tenía un motivo de hojas verdes con rosas de color rosa en la parte superior, bordados de oro y perlas en las esquinas; era simple, pero meticulosamente elaborado y con un diseño elegante. Supuse que estaba hecho a mano, cada parte estaba cuidada al detalle, nada era igual, para que el propietario nunca estuviese aburrido. Si me despistaba, podría perderme en él.

—¿Vas a quedarte mirándolo? Me avergüenzas. Guárdalo ya.

—¡Uh...! ¡Lo siento! ¡Muchas gracias! ¡Lo cuidaré bien!

—No hay de qué...

Luka giró bruscamente su cara. Tal vez no era gran cosa para ella, pero para mí fue un regalo precioso de una estrella como la que siempre había aspirado ser. Incluso después de haber estado medio año en la compañía, seguía siendo incapaz de dejar de lado mi mentalidad de admiradora, porque el hecho de que fuera tan reconocida hacía vacilar mi corazón.

—Hmm, ese pañuelo... Vaya, sigues siendo tan retorcida como siempre, Luka. ¡La dama de hielo!

—¿Q-Qué es eso, Rin? ¿De hielo...? ¿Qué quieres decir?

—¡He dicho que eres una dama de hielo! ¿No conoces ese término? ¡Estás muy anticuada para ser una modelo tan famosa! Pero puedo ver cómo tu corazón de hielo se ha derretido ahora... Estás baaastante preocupada por Miku, lo sé...

—¡¿Qué...?! ¡No es eso! ¿Por qué me llamas...?

—Lo tienes escrito en la cara, no lo niegues. Estás taaan preocupada por la pobre Miku que debuta hoy como protagonista... Y con un auditorio repleto mirándola, sabes que va estar nerviosa, pobrecita... Ah, lo está haciendo otra vez, toca el pañuelo porque está nerviosa... Pero eso solo va a ponerla más tensa en este momento... Oh, ¡ya lo sé! No quería dárselo tan pronto, pero puede quedarse con este...

—¡Rin! ¡No te atrevas a decir una palabra más!

—¡Ahh! Luka, ¡te has puesto roja! ¡Debo de haber dado en el clavo! ¡Auuu!

—¡Riiiin!

—¡Uaaaaah! ¡Luka se ha cabreado!

—¡Para! ¡Vuelve aquí!

Las burlas de Rin hacia Luka condujeron directamente al enojo de esta. Me preocupaba si era prudente dejar que esto ocurriera justo antes del espectáculo, pero Kaito, Meiko y Len seguían charlando sin ningún desazón visible.

Me sorprendió que la aguda vista de Luka se hubiera percatado de mi hábito de coger mi pañuelo para calmarme, cosa que admiré. Pero lo más importante era que, si lo que Rin decía era cierto, entonces yo estaba, bueno... muy feliz, la verdad. ¿De veras Luka se preocupaba tanto por mí? Ese pensamiento me hizo mucho más feliz que el pañuelo. Aunque también me sentí un poco culpable por hacer que Rin y Luka se pelearan por ello...

—Uhm, ¿no deberíamos parar a esas dos? Casi es la hora...

—Ah, no pasa nada. Lo hacen contínuamente. Aunque no lo parezca, ellos dos son los más cercanos de la compañía, y pese a su comportamiento Rin es muy inteligente. Generalmente cuenta cualquier payasada para disolver la tensión entre ella y Luka... y, entre nosotros, yo también suelo meter baza.

Los ojos de Kaito seguían a las dos chicas corriendo por la antesala mientras hablaba.

—¿Lo pensaste tú sola, Rin? Vaya, me impresionas...

—Es un misterio si lo hizo o no, pero es cierto que todos estamos un poco alterados. Por ejemplo, la revista que leía antes es de hace meses. Es como un ritual para ella, la lee antes de espectáculos importantes. Tratamos de mantenerlo en secreto, pero... a todos nos pone de los nervios. Así que no eres solo tú, Miku. Este es un espectáculo muy importante para nosotros también, uno en el que hemos puesto mucho empeño.

—Meiko...

Justo entonces, alguien abrió la puerta de golpe otra vez. Iban a romperla con todos los portazos que le estaban dando hoy. Por supuesto, eso no ayudó a calmar el ambiente.

—¡Lo sieeeeeeeeeentoooo! ¡Me he dormiiido por compleeeto! ¡No podía creer que ya fuera pasado el mediodía cuando desperté! ¡Lo sieeeento muchíííísimo, chicos!

Se trataba de Meg, finalmente había aparecido. Si bien se suponía que se estaba disculpando, lo dijo tan sonriente y alegre que no lo pareció.

—Meg... ¡¿Es que no te lo dejé claro ayer?! ¡Ni se te ocurra llegar tarde mañana! ¡¿Qué horas crees que son estas?!

—Calma, calma, Meiko. Vamos a conformarnos con que todavía hay tiempo... un poco. Meg, tendrás que apresurarte, ¿quieres repasar tu parte?

—¡Sí! Hm, había algunos trozos que quería consultar antes de actuar...

—¡Pues menos mal que he preguntado...!

Tan pronto como Meg empezó a deshacer su bolsa, Gack tocó su cabeza por detrás, con un aire un poco cansado.

—¿Ah...? ¡Gack!

—Buenos días.

—Espera, Gack... ¡¿Fuiste a por Meg?!

—Sí... fui a recogerla. Estaba seguro de que se había dormido. Y no me equivocaba.

—¡Estaba roncando y todo! ¡Gracias, Gack!

—No importa. Tu cara de alegría extrema mientras dormías fue tan reparadora de ver. Hay tanta neurosis últimamente que es magnífico poder dormir tan profundamente. Aun así, por muy importante que sea dormir, podrías habernos causado un gran problema a todos, así que... deberías aprender a moderarte, Meg. Hoy es el primer pase de una actuación muy esperada, después de todo...

—Lo sieeeeentoo...

La reprimenda de Gack hizo bajar la cabeza a Meg por primera vez desde su llegada. La parte de "causar un gran problema para todos" parecía haber sido eficaz. Ella tenía algunas excentricidades definidas y no se ocultaba de ellas, pero cuando se propasaba, Gack siempre le recordaba lo que era correcto.

Gack era todo lo contrario de Meg, un alma gentil y seria, llena de sentido común. Normalmente no solía hablar mucho, a menudo solo observaba las acciones de los otros sin perder su encanto pasara lo que pasara. Pero cuando las absurdas acciones de Meg causaban problemas a la compañía, él se encargaba de mantenerla a raya suavemente. Seguramente anticipó lo que ocurriría esta vez, por lo que tomó la iniciativa de ir a buscarla.

Meg era un miembro del reparto principal, y también una escritora, por lo que estaba constantemente trabajando. Gack era un agricultor que dirigía su propia granja independiente. Ellos dos lo tenían más difícil que los demás para encontrar tiempo para ensayar, y a menudo se cubrían el uno al otro. Cuando Gack no se presentaba a los ensayos, Meg preguntaba qué tipo de práctica iba a hacerse y transmitía el mensaje a Gack. Pero aun así, prever que ella llegaría tarde e ir a recogerla fue simplemente alucinante.

—Si Gack no hubiera venido, es probable que aún estuviera durmiendo. Ayer estaba trabajando en un guion nuevo y me vino la inspiración, así que me he quedado despierta toda la noche... ¡hasta que ha salido el sol, de hecho!

—No me extraña que no respondieras al timbre, entonces. Suerte que tengo una llave de emergencia. Habría sido sospechoso entrar por la ventana.

—¡Pues me fui dormir con la ventana abierta, por si acaso! Mi barrio no es tan peligroso, y pensé que lo tendrías crudo para entrar si te olvidabas de la llave...

—Gracias por pensar en mí, pero como caballero que soy, intento evitar irrumpir en casas ajenas por las ventanas.

Kaito ladeó la cabeza en vistas a esa extraña conversación y les interrumpió.

—¿Puede alguien poner un poco de cordura entre estos dos...? ¿Nadie? Meg, dijiste que se te había roto el despertador el otro día. ¿Lo arreglaste?

—Ah, ahora que lo dices...

—¡¿Te dormiste porque no tenías despertador...?!

—Esto... Puede.

—Maldita sea, Meg. Toma.

Gack se quitó su reloj de pulsera y se lo dio a Meg.

—¡¿Qué?! ¿Estás seguro? Parece caro...

—Necesitas un reloj. Yo tengo otros, así que no te preocupes.

—¡Vaaaya! ¡Muchas gracias! ¡Está muy bien! Es una verdadera antigualla, ¿eh?

—Sí, ya hace cinco años que lo tengo...

—Igualmente arregla tu despertador, Meg...

Kaito suspiró silenciosamente, pero Meg y Gack no parecieron escucharla, absortos en la conversación sobre el antiguo reloj.

—¡Eh, Rin, Luka! ¿Ya han parado de pelearse? ¡Gack trajo a Meg al fin!

Aún peleándose en un rincón de la sala, ambas se giraron simultáneamente hacia Meg.

—Ahh... La predisposición de Meg a causar molestias me desquicia. Tengo sed.

—¡Oh, Len! Bueno pues, ¿quieres un poco de mi té especial con leche?

—Claro... ¿Pero ya estás preparada para el espectáculo?

—¡Ajá! Llevo aquí un rato, ya me cambié y me maquillé abajo. Como puedes ver, ¡estoy del todo lista!

—Ya veo... —masculló Len sin entusiasmo, pasando de Meg.

—Oh, ¡lo olvidaba! Te he traído esto, Luka. ¡Galletas picantes para nuestra amante del picante! ¡Seguro que te gustan! Son muuuuy picantes.

—Oh... Qué atenta. Gracias, cielo.

—Ya te digo... ¡Solo ver el paquete me puso la cara roja! ¡Se ven tan picantes!

—¡Y así es como me gustan! Un paladar de niña no puede comprenderlo, ¿verdad, Rin?

Aferrándose al brazo de Luka, ella aceptó felizmente el regalo de Meg. Rin se quedó mirando el paquete de galletas de color rojo brillante. Los dos se habían reconciliado tan rápidamente, que era imposible imaginar que acababan de pelearse. Pero ese paquete... me picaba la boca cada vez que lo miraba.

—Al fin estamos todos reunidos. Bien...

—¡Se acerca la hora del estreno, chicos! ¡Todos a sus puestos!

Cuando Kaito dijo eso, un coordinador entró por la puerta. Nos pusimos serios, y la antesala que había estado llena de animación quedó envuelta por el silencio como un ejército preparado para salir al frente. Uno a uno, con las caras rígidas como los soldados, salimos de la antesala y bajamos por los pequeños escalones que daban a los lados del escenario.

—Ha sido un largo camino.

—Finalmente va a empezar... Estoy un poco... asustada. Oye, ¿estás seguro...?

—¡Meiko!

Meiko sacudió la cabeza momentáneamente cuando Kaito dijo su nombre. Le temblaban los ojos, estaba muy pensativa.

—Está bien... Seguro que todo sale bien.

—Kaito...

—Ha sido un camino verdaderamente difícil...

Tal vez por la inquietud de Meiko, incluso Luka tenía una cara un poco sombría. El evento principal al que tanta práctica había dado lugar se acercaba momento a momento. Incluso para la veterana Meiko y el valiente Luka, ese era un momento de miedo.

—Sí... Hemos logrado llegar hasta aquí. Pero lo más importante viene ahora. El destino de la compañía se decidirá en esta obra. Triunfaremos y traeremos de vuelta la gloria de la Compañía Burlet. Así que, chicos, por favor...

Se hizo un silencio pesado. Kaito paró de hablar y cerró los ojos para pensar en algo. La distribución de la primera escena —la sala de estar a la derecha del escenario y el recibidor de la entrada a la izquierda— ya estaba preparada en el escenario. Los tramoyistas estaban haciendo los ajustes finales del set.

—Lo sé, Kaito... Yo también sueño con eso. Me he esforzado para llegar hasta aquí tanto como tú.

—Hablen por todos, ¿no? ¡Todos nos sentimos del mismo modo, Kaito! Todos los actores que estamos aquí... bueno, y todos los que no superaron las audiciones, y los que están detrás de las bambalinas con el decorado, y el productor, y los vendedores de entradas. Todos anhelamos que la obra tenga éxito y que la honorable Compañía Burlet regrese por todo lo alto. Por eso...

—Es suficiente, Rin. En un momento como este, deberías callarte y asentir. Los comentarios innecesarios como ese solo hacen que nos pongamos más nerviosos.

Nervios. Cuando Kaito lo dijo, pude sentir la extraordinaria determinación de Luka, Rin y Len por hacer que la compañía brillara de nuevo. Era la hora de hacer mi sueño realidad; ¡llevaba tantos años esperando! Cuanto más tendían a pelear y discutir, sugiriendo que tenían sus propias voluntades individuales, más fuerte se hacía la conexión en sus corazones... aunque en el mío no tanto.

Meiko se dio cuenta de que nos había hecho un flaco favor a todos y, a pesar de que seguía pensando lo mismo, se disculpó.

—Siento haberles angustiado... Una persona sola no podría hacer esta obra. Cada uno de nosotros es una parte importante de la obra, y la obra es una parte importante de nosotros. Eso lo dijo él una vez, es el legado que dejó a su compañía. Hemos sobrevivido años atesorando nuestra conexión. Si lo hacemos como siempre, estoy segura de que todo va a salir bien...

—Uhm, chicos, creo que se están olvidando de algo, así que lo diré solo para asegurarme... ¡Lo más importante aquí es la audiencia! Su prioridad debería ser satisfacer a cada una de las personas que están ahí afuera con su actuación, ¿vale? Por mucho que nos esforcemos, si la audiencia no sale contenta, entonces no nos va a servir para reavivar nuestra compañía, ni para nada en realidad. Quiero decir, ¡para eso nos hemos estado preparando tanto...!

—Magnífico, Meg. Eso es lo que estaba pensando. Estoy de acuerdo contigo, la buena recepción por parte de la audiencia debería importarnos tanto como demostrar nuestra conexión como equipo.

—Tiene razón. Naturalmente, una autora sabe lo que decir en momentos como este.

Contentar a todas y cada una de las personas en la audiencia —asentí al digerir el consejo de Meg. Ojalá mi trabajo en equipo con todos lograra conmover a la audiencia, sería un momento irremplazable...

—Todo está listo, chicos. ¡Tomen sus puestos, casi es la hora!

El coordinador nos avisó a todos. Los tramoyistas estaban preparados.

—¡Vamos a escribir una nueva página en la historia de esta compañía...! No, ¡en la historia del West End! ¿Están preparados?

Sonó la señal y el grueso telón se abrió.

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